La Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (MEJOREDU), organismo que sustituyó al Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), acaba de publicar el informe que lleva el título de esta columna, con el subtítulo “Resultados de México en PISA 2018”. El reporte fue elaborado por personal del Área de Evaluación Diagnóstica, cuyas cabezas son sobrevivientes del extinto INEE y profesionistas muy capacitados en el tema, toda vez que algunos de ellos habían participado en la elaboración de los informes anteriores de PISA (Programa para Evaluación Internacional de Estudiantes).
Hay que recordar que PISA es un estudio internacional –coordinado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE)—cuyo propósito es compar los niveles de aprendizaje que logran los estudiantes al cumplir 15 años, entre los países participantes (que en 2018 sumaron más de 70). La prueba PISA evalúa tres áreas de competencia académica (lectura, matemáticas y ciencias) que, de acuerdo con la OCDE, son esenciales para que los jóvenes puedan participar plenamente en una sociedad y para que los países puedan competir en un mundo cada vez más globalizado y tecnificado. Por esta razón, México ha participado cada tres años en ésta y otras evaluaciones internacionales, además de elaborar estudios propios para conocer el rendimiento académico de sus estudiantes.
Llama la atención el título “Repensar la evaluación para la mejora educativa (y como subtítulo Resultados de México en PISA 2018)”, El título hace pensar que el informe va más allá de los resultados de PISA, a los que hemos estado acostumbrados a leer en los seis informes anteriores (2000, 2003, 2006, 2009, 2012 y 2015). El título no hace referencia para nada al contenido del informe, más bien se parece a un posicionamiento político, que lanza la idea de que de aquí en adelante se cambiará el sentido de la evaluación para la mejora de la educación. Algo similar pasa con la leyenda que se agrega en la portada: “Resultados de evaluaciones diagnósticas, formativas e integrales”, la que no tiene nada que ver con el contenido del informe --que como ya se dijo es equivalente a informes previos--, pero sí con el mandato constitucional del MEJOREDU. Es decir, se pretende hacer creer que la evaluación de PISA 2018 es una evidencia de cumplimiento de la obligación que tiene este organismo de diseñar y realizar evaluaciones diagnósticas, formativas e integrales.
Es interesante analizar brevemente tres apartados del documento: la presentación, el cuerpo del documento y las conclusiones. En la presentación se dice que con el Informe se cumple un compromiso establecido anteriormente a la creación del MEJOREDU, que formaban parte de las políticas del país en materia de evaluación educativa. Sin embargo, se reconoce que los datos históricos de PISA “…son un piso de referencia de los desafíos planteados en materia educativa y un punto de partida para repensar la evaluación en el nuevo horizonte de mejora educativa establecido para nuestro país.” Asimismo, se destaca que los resultados de PISA muestran que la educación en México adolece de dos grandes problemas: el bajo desempeño académico de los estudiantes y la gran inequidad en la oferta educativa. Con base en estas premias se aprovecha para afirmar que el nuevo gobierno tiene la prioridad de garantizar el derecho a una educación integral, equitativa y de excelencia para todos los habitantes del país, y que el MEJOREDU contribuirá a generar rutas innovadoras, de modo que la evaluación sea una herramienta más oportuna para mejorar los resultados educativos. En resumidas cuentas, el apartado de la Presentación no habla ni de la importancia, ni del contenido, ni de los resultados del Informe de PISA 2018; pero sí aprovecha para destacar las funciones del organismo que tendrá que realizar en un futuro.
Sobre el cuerpo del documento, lo que realmente importa, hay que decir que está muy bien estructurado y que mantiene el rigor científico con que se analizan los resultados del estudio y la pulcritud con que se publican todos los capítulos que componen este informe. En realidad, debemos de felicitar a quienes los escribieron por la claridad de la redacción, la pertinencia de su tablas y gráficos y la descripción y explicación de los resultados obtenidos. Algo que hay que destacar del Informe es que no se limita a la presentación de los resultados de aprovechamiento escolar, sino que se abordan los factores asociados al aprendizaje, como el nivel socioeconómico, la resiliencia estudiantil, la asistencia y puntualidad, la equidad de género, la formación docente, las prácticas de enseñanza, entre otros factores.
Finalmente, el apartado de Conclusiones se habla de los altos niveles de validez y confiabilidad del estudio de PISA, así como de las limitaciones que tienen los resultados para extrapolarlos. Se puntualizan los bajos resultados que han obtenido los estudiantes mexicanos en los siete estudios de PISA pero, asimismo, las modestas mejoras observadas a lo largo de los años en términos de aprendizajes y, especialmente, en el incremento de la matrícula de la Educación Media Superior. Finalmente, se hacen una serie de recomendaciones para mejorar el aprendizaje de los estudiantes y se puntualizan los desafíos que enfrenta el Sistema Educativo Nacional, especialmente en materia de las grandes brechas de aprendizaje entre los estudiantes socialmente más y menos privilegiados. Se finaliza, enfatizando el deber del Estado en garantizar el derecho a la educación de todos los mexicanos.
A pesar del título del informe y del apartado de la presentación, que son poco pertinentes, hay que felicitar al MEJOREDU por haber publicado los resultados de PISA 2018. También habría que esperar que las evaluaciones que realice este organismo tengan la misma calidad y pertinencia que las realizadas por la OCDE y las que, en su tiempo, desarrolló el INEE. Para ello es necesario que definan y den a conocer en qué van a consistir las evaluaciones diagnósticas, formativas e integrales que están obligados a realizar por ley.
@EduardoBackhoff