Recientemente, el gobierno español publicó el documento España 2050: Fundamentos y propuestas para una Estrategia Nacional de Largo Plazo, cuyo objetivo es trazar una ruta basada en evidencias empíricas para converger antes del 2050 con el nivel de desarrollo de los países que ingresaron a la Unión Europea (UE) en 2004, conocido como UE-8 (República Checa, Estonia, Hungría, Latvia, Lithuania, Polonia, Slovakia y Slovenia). Se trata de un ejercicio prospectivo que analiza las condiciones históricas de España, los problemas que enfrenta en la actualidad y las metas a lograr en todos los ámbitos de la sociedad. El texto (675 cuartillas) no se limita a describir sus ambiciones, sino que, además, precisa las estrategias para lograrlas y los indicadores para monitorear y evaluar la eficacia de este proyecto de largo aliento nacional. Por su posible utilidad para México, sintetizo el apartado educativo con la esperanza de que se pudiera hacer un ejercicio similar en nuestro país.
Considero que es un buen ejercicio prospectivo, por lo siguiente: parte de la premisa de que la educación es una de las principales vías para garantizar el bienestar y la prosperidad de las generaciones futuras; el proyecto es de largo aliento (casi 30 años) y sus metas son ambiciosas y realistas; su estrategia se basa en evidencias científicas y en su análisis colegiado participaron académicos y especialistas independientes y de gran prestigio, así como servidores públicos y políticos. El estudio consideró las asignaturas pendientes que tiene España en educación, tales como: la reprobación y abandono escolar, la baja titulación universitaria, los bajos niveles de aprendizaje e inequidades en las poblaciones más vulnerables. Para cada una de ellas se establecen objetivos y definen indicadores para su evaluación y seguimiento. Por ejemplo, disminuir la tasa de abandono escolar de 17% a 3%.
Para lograr los objetivos propuestos se proponen reformas de gran calado, en cinco frentes:
Rediseñar el currículo,
que propone: 1) identificar los saberes y competencias esenciales en cada una de las etapas educativas, 2) desarrollar un currículum centrado en la adquisición y evaluación de competencias y en la aplicación del conocimiento, 3) desarrollar el pensamiento abstracto, el pensamiento crítico, la creatividad, las habilidades de comunicación oral y escrita y el multilingüismo, y 3) descentralizar los contenidos curriculares.
Mayor profesionalización en la formación docente,
que implica: 1) mejorar la selección y formación de docentes, exigiendo para el ejercicio de la profesión el grado de maestría, 2) implementar un proceso de inducción docente con estancias pagadas, trabajo colaborativo y tutores designados, 3) requerir una formación continua durante la vida profesional, 4) institucionalizar un sistema de crecimiento profesional, horizontal y vertical, 5) promover la cooperación entre los centros de formación y las universidades, 6) conseguir que los mejores docentes trabajen en los contextos más desfavorecidos y 7) avanzar en la profesionalización de la educación temprana (0 a 3 años).
Mejorar la gobernanza educativa,
que busca: 1) mayor cooperación entre entidades autónomas, 2) uso de tecnología para gestionar información útil para la planeación, 3) normalizar la experimentación como método de trabajo, 4) mejorar la profesionalización de los cargos políticos y cuadros técnicos, 5) modernizar la inspección educativa.
Impulsar un sistema de evaluación,
que implica: 1) crear una institución independiente que relacione las evidencias científicas con las políticas y prácticas educativas, 2) rediseñar el modelo de certificación de la educación obligatoria, 3) consolidar las evaluaciones diagnósticas del sistema educativo, y 4) promover la evaluación continua de los docentes.
Mejorar el financiamiento educativo,
que propone: 1) alcanzar la media de gasto educativo del UE-8, 2) financiar la educación temprana, 3) mejorar la infraestructura y equipamiento educativos, 4) invertir en innovación y transferencia tecnológica, y 5) reducir las desigualdades (piso mínimo por alumno, otorgamiento de becas, atención a problemas de aprendizaje, alimentación a poblaciones vulnerables, transporte escolar en zonas rurales).
Finalmente, es de llamar la atención la gran similitud que tiene la propuesta educativa de España 2050 con la “mal llamada” Reforma Educativa (2013) que el presidente López Obrador abrogó y que sustituyó con un plan amorfo que, eufemísticamente, denominó “La Nueva Escuela Mexicana” y que nadie sabe qué es, ni cómo va a mejorar la baja calidad y la gran inequidad de la educación del país.