A lo largo del gobierno de AMLO, en diversos medios informativos, se realizaron severas críticas a lo que fue su pobre política educativa, que ocasionó, entre otros problemas: 1) un descenso en la matrícula de la educación obligatoria (no solo en términos absolutos, sino también en términos relativos), 2) un retroceso en los niveles de aprendizaje generalizado, estimado entre uno y dos grados escolares, 3) una disminución en el gasto educativo (incluyendo ciencia y tecnología), cercano a un punto porcentual del Producto Interno Bruto (PIB) y 4) la desaparición del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación y, con ello, las evidencias sobre la calidad del Sistema Educativo Nacional (SEN). Otro gran problema que dejó la administración anterior es el relacionado con el nuevo currículo de educación básica, que eliminó las asignaturas y las integró en campos formativos. Con ello, desapareció literalmente la materia de matemáticas, con lo que convirtió a la nación en el único país del mundo que carece de un libro destinado a esta asignatura en la educación básica.

Los tres grandes programas al que se destinó la inmensa mayoría del presupuesta de educación básica fueron las becas estudiantiles, la Escuela es nuestra y las Universidades para el Bienestar Benito Juárez. Ninguno de los tres programas ha sido evaluado formalmente, por lo que se desconoce el impacto que tuvieron en el mejoramiento de la educación. Sin embargo, atendiendo a las cifras reportadas por la SEP y la OCDE para el periodo 2018-2024, todo parece ser que no pudieron contener la baja en la matrícula y el retroceso en el aprendizaje. Esto lo confirma Franciso Cabrera en su artículo Los efectos de las becas Benito Juárez en el logro escolar (Nexos, 9/10/24), quien concluye que, si bien podemos asumir que las becas se gastan en insumos educativos, “…éstas no hacen la diferencia para mantener en la escuela (a los estudiantes) o promover su asistencia”. Así mismo, los datos del estudio de PISA 2022 muestran que durante este sexenio hubo un retroceso en el aprendizaje de las matemáticas.

En este contexto, llega a la Presidencia Claudia Sheinbaum, quien anunció en diversas entrevistas que su administración convertiría a México en una república educadora, humanista y científica. Para ello, propuso los siguientes puntos: 1) salarios justos para docentes (especialmente, para primaria y Educación Media Superior [EMS]), 2) más becas para estudiantes de escuelas públicas, 3) impulsar la creación de centros de educación inicial, 4) apoyar a la educación primaria y secundaria, 5) fortalecer a la EMS (mejorar su coordinación, crear nuevos planteles y lograr que se matriculen cerca de 1.5 millones de jóvenes que están fuera del SEN), 6) crecimiento a la educación superior (aumentar su presupuesto y crear 600 mil nuevos espacios educativos) y 7) vinculación de la ciencia con sectores prioritarios para el bienestar social (aumentar su presupuesto y vincularla con los problemas prioritarios, como el cambio climático, la conservación del ambiente, el cuidado del agua, la salud, la educación, etc.).

Sheinbaum parte de la premisa que la educación es un derecho y que es el eje transformador del país. Por ello, su apuesta a la educación pública de calidad en todos sus niveles, desde la educación inicial hasta la superior (incluyendo la investigación científica, tecnológica y humanista). Su intención es hacer de México una potencia científica, educativa y cultural. El discurso de Sheinbaum es muy distinto al de AMLO, ya que: retoma el término de calidad en educación; mejorará la cobertura en EMS; construirá nuevos planteles de EMS (que igualen en número a las escuelas de secundaria); incrementará la inversión en ciencia y tecnología e incrementará las becas de posgrado en el extranjero; ampliará la oferta en educación inicial; logrará que se mejoren los aprendizajes esperados en todos los niveles educativos. Destaca la idea de que se utilizará la investigación científica y humanista para resolver los principales problemas nacionales, como son los de salud, educación, conservación del medio y cuidado del agua.

Dice el dicho popular que “…prometer no empobrece, lo que aniquila es cumplir”. Este es el caso de algunas de las propuestas del nuevo gobierno. Por ejemplo, de acuerdo con las cifras de 2023 de la SEP, para igualar la cantidad de 21 mil 266 planteles de EMS (de los cuales 14 mil 969 son públicos) con el número de escuelas de secundaria (41 mil 522) sería necesario crear cerca de 20 mil nuevos planteles, así como las plazas administrativas y docentes necesarias para su operación. Esto equivale a un crecimiento del 266% de los planteles públicos actuales de EMS, solamente. En mi próxima columna analizaré qué tan realistas son las promesas de Sheinbaum para convertir a México en una república educadora y científica, y que se requeriría para lograrlas.

Presidente del Consejo Directivo de Métrica educative A.C.

@EduardoBackhoff

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