Cuatro años han pasado desde que inició el gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y, día con día, avanza el desmantelamiento de la educación en el país. Su proyecto es terminar con todo lo realizado en el pasado y sustituirlo con nuevos programas que tengan el sello de la 4T. No importa que algunos proyectos de las administraciones anteriores hayan fortalecido al Sistema Educativo Nacional (SEN): la consigna del gobierno obradorista es borrar todo vestigio del pasado. Su excusa es que estos programas se elaboraron en el periodo Neoliberal y, en el fondo, TODOS eran corruptos. Tales fueron los casos del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), las estancias infantiles, las Escuelas de Tiempo Completo, el programa de capacitación docente y diversos fideicomisos destinados a mejorar y fortalecer la educación. Adicionalmente, se redujeron las becas de estudiantes en el extranjero y se redujo drásticamente el financiamiento a las escuelas Normales. La devastación de la educación culmina con el cambio de los planes y programas de estudio de la educación básica, como veremos más adelante.
De acuerdo con la SEP, todos estos cambios tratan de superar los males que, a su parecer, heredaron de las administraciones pasadas, entre otros: neoliberal, individualista, memorista, conductista, eurocéntrica, racista, clasista, aspiracionista, punitiva, sexista, patriarcal y egoísta. Además, favorecía a las clases empresariales, buscaba la competencia y no la cooperación, promovía el ordenamiento de las escuelas y de los estudiantes, denigraba a los docentes, obedecía a intereses extranjeros y buscaba la privatización de la educación mexicana.
Bajo esta visión catastrófica e ideologizada de la educación, el gobierno de AMLO propuso desde el inicio de su gestión una reingeniería del SEN a la que denominó Nueva Escuela Mexicana (NEM), la que se materializa en los Planes de Estudio para la Educación Básica 2022. Este reordenamiento educativo incluye, entre otras cosas, las siguientes: 1) la escuela deja de ser el ámbito central de la actividad docente, sustituyéndola por lo que se denomina territorio-comunidad. Este concepto alude a las comunidades en las que se ubican los centros escolares, que son fáciles de imaginar en las zonas rurales e indígenas, pero no en las zonas urbanas, 2) los docentes trabajarán en torno a proyectos que se vinculen con la realidad y necesidades de la comunidad. Esto incluye a la enseñanza de todos los campos del conocimiento, incluyendo a las matemáticas, 3) el estudiante deja de ser el eje central del proceso enseñanza-aprendizaje, que se sustituye por el grupo escolar. Es decir, lo importante no es el aprendizaje del individuo sino del grupo, 4) el conocimiento escolar se reorganiza en campos formativos, por lo que desparecen las asignaturas, 5) toman igual importancia en el currículo los conocimientos científicos que los saberes comunitarios (incluyendo el conocimiento empírico, las creencias sociales y los dogmas), 6) los grados escolares se agrupan en fases. Por ejemplo, primero y segundo de primaria se convierten en la fase 3 de la educación básica, 7) la función del docente podrá ser intercambiable por la del alumno y viceversa, 8) desaparece la función de la evaluación, tal y como la conocemos. La evaluación solo tendrá propósitos formativos; es decir, para retroalimentar el aprendizaje del alumno, pero no para certificarlo. La evaluación será realizada por alumnos y maestros, pero no de manera objetiva a través de exámenes, 9) los maestros no estarán obligados a seguir estrictamente los planes de estudio oficiales, podrán libremente transformarlos para ajustarlos al contexto; por lo anterior, no habrá una base de conocimientos común para todos los estudiantes mexicanos.
En síntesis, de acuerdo con la SEP, “todos fuimos educados bajo un modelo neoliberal que ha pervertido a la sociedad y ha dañado al pueblo de México; por el contrario, la NEM tiene una misión reivindicatoria que corregirá todos los males del pasado”. Por más extraño que parezca, esta narrativa ha sido apoyada por algunos académicos afines a la 4T y, obviamente, por el Presidente de la República. El desmantelamiento de la educación en México sigue avanzando, hará mucho daño al país y tardaremos mucho tiempo en revertir sus consecuencias. Como bien comentó Enrique Serna, “aspiramos a tener una educación aldeana” y no una que se base en los avances científicos y tecnológicos del siglo XXI, y que prepare a su población para competir en un mundo altamente interconectado, tecnificado y globalizado.
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