El principal indicador educativo de un país es su cobertura, que se mide a través de la matrícula neta de su sistema educativo; es decir, la proporción de niños y jóvenes que son atendidos en los distintos niveles educativos, de acuerdo con su rango de edad. El segundo indicador, por su importancia, es la calidad de la instrucción que reciben, medida por los aprendizajes que logran adquirir los estudiantes, de acuerdo con los planes y programas de estudio del país, y con diversos estándares internacionales. Ambos indicadores deben ponderarse con el indicador de equidad; es decir, la proporción de niños y jóvenes de poblaciones vulnerables que se matriculan y que aprenden lo que se les enseña.

El sexenio, auto llamado, de la 4T (cuatroteísta) está a punto de terminar, por lo que vale la pena hacer “un corte de caja” de los tres indicadores y, así, evaluar el impacto que tuvieron sus políticas educativas. En esta columna analizaré el indicador de cobertura, con base en la información que ha publicado la SEP, en las Principales cifras de bolsillo (2018-19 y 2022-23) y en el Sistema interactivo de Estadística Educativa (). Para ello, se comparó la matrícula escolarizada reportada al inicio (2018-19) y al final del sexenio (2023-24). A continuación, se muestran los resultados con cifras redondeadas, para facilitar su comprensión.

La matrícula total —educación básica, media superior y superior— se redujo en 1.61 millones de estudiantes, lo que equivale a una pérdida de -4.7%. El mayor decremento se observó en el nivel de educación básica, con 1.58 millones de escolares menos (equivalente a -6.2% de la matrícula de este nivel educativo). De este total, 1.12 millones fueron niñas y jóvenes las que mayoritariamente dejaron de asistir a la escuela, lo que representa el 70% de la merma escolar. Desagregando la matrícula de la educación básica (EB), observamos que de 2018-19 a 2022-23 la matrícula de preescolar se redujo en 446 mil escolares (-9.3%). En términos absolutos, 6 de cada 10 escolares que dejaron de asistir a la escuela pertenecían al sector público; sin embargo, en términos relativos, la merma afectó más a las escuelas privadas (-23%) que a las públicas (-6.7%). En primaria, la matrícula sufrió un retroceso de 626 mil escolares (-4.5%), que en su inmensa mayoría pertenecía a escuelas públicas; aunque, relativamente, ambos tipos de escuelas perdieron la misma proporción de estudiantes. Por su parte, la matrícula de la secundaria pública se redujo en 255 mil alumnos (-4.4%) y la del sector privado en 7,400 (-1.23%).

A lo largo de este sexenio, en el nivel de educación media superior (EMS) se reporta un decremento cercano a 190 mil alumnos de sexo masculino (-7.14%), sin embargo, también se observa un incremento de 537 mil estudiantes mujeres (2.8%). Finalmente, en el nivel de educación superior (ES) se reporta un decremento de 59 mil alumnos hombres (-3%) y, asimismo, un aumento de 167 mil estudiantes mujeres (8.4%).

En síntesis, durante el sexenio de AMLO se experimentó, por primera vez en la historia moderna del país, una disminución importante en la matrícula escolar (con sus excepciones) mayor a 1.6 millones de estudiantes. La EB fue la que sufrió la mayor merma escolar —lo que afectó mayoritariamente a las mujeres— seguida de la EMS y, finalmente, la ES –que tuvo un ligero incremento—. Al interior de la EB, el preescolar presentó la mayor merma educativa, seguida de la primaria y, finalmente, la secundaria. El mayor descalabro se observó en la educación preescolar de sostenimiento privado. Por otro lado, solo en el caso de las mujeres se observó un incremento en la matrícula en los niveles de EMS y, con mayor énfasis, en la ES.

Preocupa muchísimo que el decremento en la matrícula educativa se haya dado en todos los niveles educativos y, muy especialmente, en el nivel de EB, donde particularmente las niñas fueron las más afectadas. La SEP descuidó el aspecto más importante de la educación: lograr que todos los niños y jóvenes del país estén dentro del sistema educativo, independientemente, de su condición social y étnica. En materia educativa, el gobierno de López Obrador deja una deuda social considerable y un gran reto por atenderla a la próxima administración. Esto sin considerar que el objetivo de la educación no es mantener a los niños y jóvenes dentro de las escuelas, sino que éstos logren aprendizajes significativos, que les permitan tener éxito en la vida y contribuir a mejorar el país donde viven. Si las becas del Bienestar no sirven para mantener a los niños y jóvenes en el sistema educativo, menos servirán para que éstos aprendan.

Presidente del Consejo Directivo de Métrica Educativa, A.C.

@EduardoBackhoff

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