Agostinelli y colaboradores analizan el impacto que ha tenido el cierre de las escuelas (debido al COVID-19) en estudiantes de secundaria (9 a 12 años) en los Estados Unidos de Norteamérica. En su publicación, Cuando el gran igualador se apaga: escuelas, compañeros y padres en tiempos de pandemia (Journal of Public Economics, 2022), intentan responder a las preguntas: ¿cuáles han sido los efectos del cierre de escuelas en el aprendizaje de los niños?, ¿qué tan grande y persistente es este efecto?, y ¿qué grupos de estudiantes son los más afectados? A continuación, hago una síntesis de esta investigación, esperando que sea de utilidad para el Sistema Educativo Nacional.
Los autores parten de tres premisas: 1) la escuela es el gran igualador social, cuya eficacia se ha perdido debido al cierre ocasionado por la pandemia, 2) la educación en línea es un sustituto imperfecto de la enseñanza presencial y 3) el cierre de las escuelas ha afectado principalmente a los niños de escasos recursos socioeconómicos. En este estudio, se analizan tres mecanismos que afectan el aprendizaje, tanto en la escuela como en el hogar.
Efecto de pares
. Básicamente, las escuelas abiertas permiten que los estudiantes de diferentes entornos socioeconómicos interactúen, dando como resultado el efecto de pares; que no es otra cosa que el beneficio que obtienen los estudiantes al interactuar en un ambiente de diversidad social y cultural. El efecto de pares es de especial importancia para los estudiantes más vulnerables, que usufructúan de su interacción con estudiantes de mejores niveles socioeconómicos, que tienen expectativas de la vida más altas y que poseen mejore nivel sociocultural, debido al entorno familiar en el que viven (ej.: padres con mejores niveles educativos y empleos de mayor prestigio social). Desgraciadamente, el cierre de las escuelas “encapsula” a los estudiantes en sus casas --y, en el mejor de los casos, en sus colonias--, lo que elimina o reduce drásticamente el efecto de pares que proporciona el contexto escolar.
La infraestructura digital en casa
. La educación en línea se basa en el acceso de los hogares a la tecnología digital, como son las computadoras, las tabletas, los celulares y el internet. En la medida que los estudiantes cuenten con estos recursos, mayor será la posibilidad de que accedan a esta modalidad educativa. Desgraciadamente, una cantidad importante de familias de escasos recursos carecen de este recurso (en México, más del 50%) o lo disponen de manera limitada (un celular por familia).
El rol de los padres
. La educación en línea ha obligado a los padres de familia a intervenir en el aprendizaje de sus hijos. Sin embargo, la capacidad de éstos para apoyar a sus hijos depende de sus propios conocimientos y de la posibilidad de que puedan trabajar desde casa durante la crisis sanitaria. Los padres con mejores condiciones socioeconómicas pueden pasar más tiempo con sus hijos, asumir el papel de profesores y apoyar su aprendizaje. Los padres de familias con bajos ingresos se enfrentan a limitaciones para apoyar a sus hijos, ya sea porque carecen de los conocimientos y competencias pedagógicas básicas o porque no pueden permanecer en casa, debido a que su trabajo se lo impide o porque tienen que buscar el trabajo que han perdido.
Resultados de mayor importancia
. Los estudiantes de bajos ingresos sufren una pérdida de aprendizaje severo tras el cierre de las escuelas por un año, mientras que los estudiantes de altos ingresos permanecen inermes. La magnitud de la pérdida de aprendizaje es muy grande: el 20% de los niños más desfavorecidos, que pudiendo obtener una excelente calificación en todas las asignaturas en secundaria, obtendría una calificación reprobatoria en la mitad de éstas. Las pérdidas de aprendizaje son mayores en matemáticas que en lenguaje. Como el aprendizaje es un proceso acumulativo, parte de estos efectos negativos perdurarán hasta que los jóvenes lleguen a la edad adulta, afectando así sus futuras perspectivas económicas.
Conclusión
. El cierre de las escuelas ha provocado la mayor perturbación de aprendizaje de los niños en muchos países. Las pérdidas de aprendizaje, una vez acumuladas, son difíciles de compensar. Si bien la reanudación de la enseñanza presencial predice que sólo la mitad de la brecha se cerrará al final de la escuela secundaria, se requiere de mayor investigación para conocer la forma de superar esta crisis.
México es uno de los países que más tiempo ha mantenido sus escuelas cerradas y, por lo tanto, que más ha perturbado el aprendizaje de las poblaciones pobres. Desgraciadamente, no se visualizan programas compensatorios ni presupuesto para atender esta contingencia educativa de consecuencias impredecibles a largo plazo. En materia educativa, los pobres no son prioridad para este gobierno.
@EduardoBackhoff