La revista Forbes acaba de publicar que, durante la pandemia, los 400 empresarios estadounidenses más ricos aumentaron su capital en 40%. Entre estos empresarios se encuentran Jeff Bezos (Amazon), cuya riqueza aumentó en 10%, Elon Musk (Tesla) que la triplicó y Mark Zuckerberg (Facebook) cuyo capital se incrementó en 63%. La lista completa de las personas que ganaron más dinero durante la contingencia sanitaria se encuentra en la página https://www.forbes.com/forbes-400/

Es interesante hacer notar que las empresas de alta tecnología son quienes más crecieron económicamente durante la pandemia, especialmente, aquellas que ofrecen servicios por internet. El incremento desproporcionado y desigual de la riqueza en el mundo ha tenido como consecuencia que se hayan ampliado las brechas entre las personas más ricas y más pobres. Estas diferencias también se reflejan entre los países que atendieron atingentemente los problemas de salud, economía y educación, respecto de aquellos que no diseñaron estrategias inteligentes para contener los efectos del COVID-19 en su población.

En el tema educativo, los países optaron por cerrar las escuelas y adoptar el modelo de educación a distancia, con el apoyo de medios televisivos y servicios de internet. Sin embargo, los países difirieron significativamente en el número de días que tuvieron cerradas sus escuelas y en la disponibilidad de los medios digitales (computadoras e internet) en los hogares de los estudiantes. En general, los países industrializados contaron con mayores recursos para que los estudiantes pudieran aprender en la modalidad a distancia y mantuvieron cerradas las escuelas por menos tiempo. Mientras que España apenas cerró sus escuelas unos cuantos meses, hasta la fecha, México no ha regresado a clases de manera generalizada. Sabiendo que la educación a distancia no es tan eficaz en la adquisición de aprendizajes como la educación presencial, podemos suponer que la pandemia ha tenido un impacto severo en el crecimiento de las brechas educativas entre países, lo cual se podrá medir y aquilatar en el estudio de PISA-2022, que evaluará y comparará las competencias escolares de los estudiantes de 15 años, de más de 70 países.

En síntesis, la pandemia está agrandando las brechas económicas y educativas entre las personas y las naciones. De acuerdo con Yuval Noah Harari, los países que más avancen en el futuro serán aquellos que le apuesten a desarrollar su capital humano, para lo cual es fundamental contar con un mejor sistema educativo, el talento e infraestructura suficientes para realizar ciencia de frontera y el conocimiento necesario para innovar en materia de tecnología, especialmente en el manejo de la información, en el que China y Estados Unidos liderean. México está muy lejos de competir en ninguno de estos rubros con las grandes potencias, pero sí tiene el potencial para avanzar en ellas y, así, evitar ser dependiente de por vida de los avances científicos y tecnológicos que desarrollen otras naciones. Sin embargo, para que el país tenga la posibilidad de aspirar a contar con innovaciones propias de importancia, es necesario que se invierta seriamente en educación, que se fomente y apoye el desarrollo de la ciencia y que se estimulen las innovaciones tecnológicas.

Desgraciadamente, ni la educación, ni la ciencia, ni la tecnología son rubros en los que el gobierno de la 4T tenga un interés especial. En vez de un avance educativo, vemos una regresión generalizada, un deterioro de la infraestructura de las escuelas, la devolución de canonjías al sindicato de maestros, una desastrosa implementación de los mecanismos de ingreso al sistema público de educación, el acoso presidencial a instituciones de educación superior y la ausencia de información sobre el estado en que se encuentra el Sistema Educativo Nacional. Por otro lado, en vez de estimular el desarrollo de la ciencia y la tecnología, vemos una persecución criminal de científicos, la desaparición del Foro Consultivo Científico y Tecnológico, la eliminación de fideicomisos para el apoyo a la investigación científica, el deterioro y mal manejo del CONACyT, un distanciamiento entre la comunidad científica y el gobierno, la disminución o desaparición de becas de posgrado en el extranjero, la eliminación de becas del SNI a científicos de universidades privadas y una reducción importante en el presupuesto de las universidades y de los centros de investigación.

En pocas palabras, México camina en dirección contraria en materia de educación, ciencia y tecnología. Pareciera que este gobierno no ha aprendido nada de la pandemia y que no nos estamos preparados para enfrentar los grandes retos el futuro.

Presidente del Consejo Directivo de Métrica Educativa, A. C.
@EduardoBackhoff

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