López Obrador ya abrió su juego para 2024: la polarización es la vía, el enfrentamiento el método de trabajo y la victimización es la versión repetida de la película que ya vio en el 2018 y lo llevó a la Presidencia.

Si las cartas siempre las ha mostrado desde que hace más de 800 ocasiones se ha presentado en sus conferencias matutinas, con los recientes movimientos legislativos y partidistas dejó ver cuál es el planteamiento estratégico que diseñó su equipo de cara a los procesos de las seis gubernaturas de Junio, las dos fundamentales del año próximo y la presidencial de 2024.

El envío de otra Iniciativa de Modificación Constitucional que hizo el Jueves a San Lázaro parece en principio un despropósito y una necedad política, pero pese a la imposibilidad de éxito de su propuesta electoral el hecho tiene toda una intencionalidad que revela cuál es el posicionamiento de guerra que ya eligió López Obrador para los próximos procesos electorales, particularmente el Presidencial de mediados del 2024.

Quizá el cálculo principal apueste por el desprestigio de la oposición política como posicionamiento y en un descuido es ruta privilegiada para transitar hacia el 2024. El envío de su iniciativa, a San Lázaro el último día de sesiones del período legislativo y al Senado la de tema de la GN que será en Agosto, tiene esa lógica de acecho sobre la oposición porque ni hay posibilidades que se procesen como a López Obrador le gusta, como tampoco hay posibilidades que la Comisión Permanente cite a un Período Extraordinario para votarlas.

Cada cosa con su ámbito y su contexto.

¿Por qué Horacio Duarte y Pablo Gómez hicieron la iniciativa y la presentaron en la mañanera?

¿Por qué con esos contenidos envenenados para la oposición?

¿Para qué ahora en tiempos legislativos de receso?


¿AMENAZA RADICAL?

No es causalidad la elección de Pablo Gómez y Horacio Duarte para elaborar la iniciativa electoral que mandó a San Lázaro.

Indiscutiblemente son dos expertos en el tema, pero hay muchos, verdaderamente muchos, especialistas dentro y fuera del movimiento Morena que tienen tanta o más experiencia que los dos elegidos por AMLO.

La elección de los personajes es el mensaje, por mucho.

Cuestión de confianza y de nuevo una discreta amenaza.

Horacio Duarte viene desde lejos con López Obrador. Que le haya encargado el manejo de las aduanas solo denota el grado de confianza y agradecimiento que le tiene el Presidente. Si lo mandó a Aduanas, vaya a saber qué clase de alforjas tenga como misión atender.

Pero no hay que olvidar que Horacio Duarte era el Diputado Presidente de la Sección Instructora en los años que la mayoría de Diputados del PRI se constituyeron en Jurado de Procedencia y desaforaron al entonces Jefe de Gobierno del Distrito Federal.

Duarte actuó siempre institucionalmente, su argumentación en favor de Amlo fue seria y sólida. No pudo evitar que se le quitara el fuero constitucional a López Obrador, pero la lealtad estaba sellada desde ese 2005, año en que sucedió el evento.

Después, Duarte fue representante del PRD ante el Consejo General del INE y se recuerdan claramente sus defensas públicas tanto del partido como de la revuelta postelectoral que sostuvieron después del proceso de 2006, que incluyó casi 20 domingos seguidos de asambleas en el zócalo, sin olvidar el celebérrimo bloqueo de la Avenida Reforma.

Duarte es un hombre muy cercano a López Obrador, siempre en lugares estratégicos para el proyecto de Amlo y por eso está en las aduanas. Y por su experiencia en temas electorales y legislativos fue convocado a la elaboración de esta iniciativa, revolucionaria en muchos sentidos del sistema electoral que nos rige.

La otra selección, la de Pablo Gómez Alvarez, indiscutible por su experiencia, pero también innegable que su cargo actual es un guiño amenazante para quienes se opongan a la iniciativa en el Congreso y particularmente en la Cámara de San Lázaro.

La sapiencia parlamentaria de Pablo es incuestionable. Sus aportaciones a la iniciativa enviada a la Cámara de los Diputados surge de sus saberes, pero también de sus filias ideológicas.

Con Pablo y Horacio el Presidente se recargó en los radicales de su movimiento. Con la inclusión de Gómez Alvarez nuevamente se está empleando la lupa que ya usaron cuando la votación de la iniciativa eléctrica.

La búsqueda de muertos en el closet de las cuentas bancarias y haberes de Diputados y Senadores de oposición, así como de socios y familiares, es empeño que le tienen encargado a Pablo.

¿Seguirán teniendo la esperanza de encontrar elementos para filtrar a columnistas y doblar a algunos legisladores de la oposición?

Pues no será esperanza, pero es una realidad que lo están haciendo a la vista de los resultados tan buenos que obtuvieron desde el affaire Medina Mora con este ‘método´ de negociación política.

El siguiente tema está en los contenidos de la iniciativa del Presidente.

Es curioso que practicamente todas las reformas políticas, salvo quizá la de Reyes Heroles en el sexenio Lopezportillista, la han impulsado los perdedores en procesos electorales, de manera normal los opositores.

Desde el Grupo San Angel y los acuerdos del Castillo de Chapultepec se han provocado reformas electorales para tratar de aplanar el terreno de la contienda política, buscando que terminara la era del PRI cuya característica fue casi siempre que el ganador ganaba todo y el perdedor perdía todo.

Ahora, Amlo y Morena lo están haciendo distinto. Inspira por lo menos a sospecha, cuando no desconfianza abierta, que un régimen mayoritario como el del Movimiento Morena y el de un Presidente con esos niveles de popularidad, sea quien se proponga ahora hacer una reforma electoral.

Hasta parece la canción de Abba: “el ganador toma todo”.

Y la sospecha no tiene que ir muy lejos ante estas propuestas:

La desaparición de los 300 distritos electorales para transformarlos en 32 circunscripciones electorales por cada Estado y la presentación de “listas” de partido para elegir, por bolsas proporcionales de votos, a los Diputados. Dicho de otra forma, la anulación de los Uninominales para convertir a los 300 legisladores de San Lázaro en Diputados de lista proporcional, o plurinominales.

Incluye también la fácilmente plausible anulación de las prerrogativas a los partidos políticos y solo financiamiento en las campañas electorales.

La desaparición del profesional y prestigiado INE para crear un engendro entre Venezolano y Nicaragüense llamado el Instituto Nacional de Elecciones y Consultas. Y la integración de esta vacilada sería, junto con el Tribunal Electoral del Poder Judicial, a través del “voto popular” con candidatos que igualitariamente deberán proponer los tres Poderes de la Unión. ¿Y no van a ser los partidos en los que se monten las campañas de esos hipotéticos candidatos?

Pretende la iniciativa desaparecer a los Organismos Públicos Locales Electorales (Oples). Y en sus alcances quieren llegar hasta en los Municipios cuyos Ayuntamientos deberán achicar la cantidad de sus regidores, independientemente de la reducción de los Diputados Locales en los Congresos de todos los Estados del país.

¿POR QUÉ AHORA?

En la dinámica del agandalle, el movimiento oficial y su líder pretenden tomar todo ahora que tienen la fortuna de ser mayoría y buscan sus propósitos.

La posición opositora en el Congreso de la Unión hace inviable que tenga éxito la iniciativa presidencial, y menos después del Domingo Negro en que López Obrador y sus operadores en San Lázaro vieron los alcances que puede tener un bloque opositor que se propone no dejar pasar ninguna de las iniciativas de modificación constitucional, principalmente porque no hay negociación de por medio.

Desde el Domingo de Resurrección en que murió la iniciativa eléctrica saben que la electoral no va a pasar y por algo ya difirieron hasta Agosto el envío de la relativa a la Guardia Nacional.

Entonces, ¿por qué las envía?

La campaña iniciada por Morena y alentada desde el Salón de la Tesorería acusando de Traidores a la Patria a los 223 que votaron contra la eléctrica se ha convertido en la estrategia privilegiada para buscar el desprestigio de todos los Diputados de la oposición.

Fernández Noroña lo reveló desde la Tribuna de San Lázaro al decir que llevarán a todo el país la fotografía de todos esos diputados para que la gente sepa por quién NO votar.

La estrategia electoral para el 5 de Junio, la elección del 2023 y la Presidencial del 2024 está planteada ya.

El desprestigio de la oposición desde ahora y hasta el 24 para que la gente los ´satanice´ y así mermar su posibilidad electoral.

O sea, la contienda va a ser entre los buenos (Morena y aliados), contra los malos (el bloque opositor).

López Obrador y los suyos ya decidieron su estrategia fundamental para las próximas elecciones.

Que tengan un gran día de sol.

Twitter @undatosrarvizu
FB Eduardo Arvizu Marin.
www.arvizumeduardo@gmail.com

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