La violencia nunca se justifica, pero siempre es explicable. La explicación del ataque sorpresivo de los palestinos a Israel debería considerarla el Consejo de Seguridad de la ONU para procurar solucionar al conflicto palestino-israelí provocado por la perpetuación de los abusos cometidos por el gobierno de Israel contra el pueblo palestino cuyo territorio ha sido objeto de una auténtica invasión a lo largo de los años, disfrazada con el seudo eufemismo de ocupación.

A estas invasiones siguió la colocación de muros que confinan a la población palestina, sometiéndola a una humillación constante y a agresiones cometidas por tropas regulares y grupos radicales israelíes. Son frecuentes las provocaciones contra los musulmanes. La más reciente fue la penetración de judíos a la mezquita de Al Aqsa que provocó la reacción de las autoridades que ejercen legítimamente una precaria autonomía en el territorio palestino pertenecientes al grupo Hamás calificado de terrorista, pese a que obtuvo un triunfo electoral en la referida zona.

La violación de los derechos humanos de la población Palestina sometida a un apartheid por las autoridades israelíes explica en gran medida el grado de desesperación de quienes se encuentran sujetos a una ocupación militar derivada de una ilegal invasión. Esta política agresiva se ha agudizado en el régimen de Netanyahu, ubicado en una posición de extrema derecha que en estos días ha alegado su derecho a “defenderse”, cuando en realidad quienes resisten y se defienden en condiciones muy desventajosas son precisamente los palestinos a quienes la comunidad internacional, en particular los países occidentales, no ofrecen el menor apoyo ni dan el mismo tratamiento y protección que ofrecen por ejemplo Ucrania.

Empero, la conducta opresiva israelí ha sido rechazada por una parte de la propia comunidad judía. En el libro La Ocupación, Ahron Bregman, antiguo miembro del ejército israelí denuncia la política etnocrática —quizá hasta etnocida— de su país y se pregunta cómo quienes han sufrido una grave persecución racial pueden acabar comportándose de la misma manera que sus perseguidores.El grupo Breaking the Silence, aludido por el periódico El País el 30 de noviembre de 2017 se pronuncia contra la crueldad de los israelíes. Esta asociación formada por soldados israelíes da a conocer los abusos cometidos por los ocupantes judíos del territorio que no les pertenece y revela la intención de que esa invasión se perpetúe y amplíe. También denuncian la persecución contra sus miembros montada por el gobierno israelí que, actuando dictatorialmente, desautoriza y deslegitima a cualquier israelí comprometido con la verdad y la justicia dispuesto a oponerse al maltrato infligido a los palestinos.

Hay que considerar que la arbitrariedad de Netanyahu pone en riesgo a otros judíos en el mundo como ocurrió este domingo en Alejandría, donde un policía abrió fuego contra turistas israelíes. Tal violencia puede extenderse a otros sitios y sería muy útil que las comunidades judías de buena fe en diversos países, ejercieran presión sobre el gobierno israelí, orientándole hacia una política de reconciliación y reconocimiento de los derechos palestinos para evitar las ominosas consecuencias de la guerra en el Medio Oriente.

Magistrado en Retiro y Constitucionalista. @DEduardoAndrade

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