El respeto y la admiración hacia los judíos por las relevantes figuras que en diversos ámbitos han descollado notablemente a lo largo de la historia, por la resiliencia y determinación del pueblo cuya identidad ha mantenido a través de milenios y por la excepcional capacidad de organización del Estado que lograron constituir, no alcanza a cubrir la responsabilidad de su gobierno en el genocidio aplicado como excesiva y criminal represalia por el ataque terrorista de Hamas. El inhumano tratamiento impuesto a los palestinos configura un crimen de guerra y un delito de lesa humanidad cometidos por Benjamín Netanyahu y su ministro de defensa, contra quienes la Corte Penal Internacional dictó órdenes de aprehensión, al igual que contra tres dirigentes del grupo radical islámico Hamas.
La vergonzante culpa que Alemania ha extendido en Occidente por su pasado nazi y los gigantescos intereses económicos que dominan los judíos han permitido solapar la conducta agresiva, ilegal e inhumana que el gobierno de Israel mantiene contra la población palestina, a la que se había prometido que constituiría su propio Estado con igual soberanía y derechos como los reconocidos a Israel desde que este se creó con apoyo internacional en 1948.
Han pasado ¡76! años desde entonces y no se ha cumplido la resolución de la ONU según la cual deberían compartir un espacio del Medio Oriente dos naciones independientes: una israelí y otra palestina. La creación del Estado Palestino ha sido permanentemente bloqueada por Israel con el apoyo estadounidense y la complicidad de Europa occidental. Además, el Estado judío ha invadido territorios pertenecientes a los palestinos auspiciando asentamientos que incluso pretende anexarse en flagrante violación al Derecho Internacional, en una política similar a la de Hitler cuando promovía la idea del lebensraum alemán.
Con motivo de la invasión formal de la franja de Gaza, Israel parece proponerse el apoderamiento permanente de ese territorio. La desgarradora descripción hecha por Médicos Sin Fronteras sobre la situación que priva en Gaza es espeluznante. El rescate de rehenes en el marco de un conflicto político militar no puede justificar tal masacre y destrucción. Los Estados Unidos no bombardearon a Irán cuando 52 miembros de su personal fueron retenidos como rehenes durante 444 días en su propia embajada en Teherán en 1980.
Hoy en día los países de Occidente siguen haciéndose de la vista gorda mientras se extiende la muerte y la desolación en lo que queda de Palestina. Joe Biden sería el hazmerreír mundial si no fuera tan frívolo el uso de esa expresión. Sus reiterados planes de cese al fuego parecen solo una expresión de hipocresía ante tan grave atentado a los Derechos Humanos.
La conducta hipócrita priva también en Europa donde ayer amanecieron supuestamente muy preocupados por el avance ultraderechista en sus elecciones parlamentarias. Pero la ultraderecha ya domina en la Unión Europea a juzgar por su actitud cómplice con la ultraderecha israelí que pretende aplicar una especie de “solución final” al pueblo palestino. El gesto inútil de España, Irlanda, Noruega y Eslovenia al reconocer formalmente al Estado Palestino acaba por sumarse al disimulo de la Unión Europea.