Por décadas, el gobierno de México fue, en América Latina, el principal aliado de Cuba en el continente y por años funcionó de hecho como el intermediario entre La Habana y Washington. Con la salida del PRI del poder, la relación con Cuba se enfrió con los gobiernos panistas, los cuales fustigaron al gobierno emanado de la Revolución Cubana por las condiciones en las que mantenía a su pueblo y el trato que daban a la disidencia.

El distanciamiento empieza con la gestión de Ernesto Zedillo, cuando la canciller Rosario Green se reúne con los disidentes en La Habana, lo que inicia un enfriamiento que se profundizaría posteriormente con Fox, cuyo punto mínimo fue el célebre y bochornoso episodio del “Comes y te vas”, duramente criticado tanto desde Cuba por Castro, como internamente por prácticamente toda la clase política mexicana, que vieron en el gesto una enorme falta de diplomacia y criterio ante la figura que significaba el comandante Fidel Castro, que no solamente representaba a su país, sino también por su carácter de símbolo del socialismo y la posibilidad de victoria de las luchas revolucionarias.

Más tarde, la gestión de Felipe Calderón tomaría todavía mucho más distancia del gobierno cubano, argumentando el tema de la defensa de los derechos humanos y la exigencia al gobierno de Castro para que se respetara a las voces discordantes y se atendiera el problema de la creciente y precaria salida de migrantes hacia la Florida.

Años después, con el retiro y la posterior muerte de Fidel Castro, se perdieron los discursos incendiarios del comandante revolucionario desde los cuales fustigaba a los gobiernos que orbitaban en torno a Estados Unidos. El posterior relevo de Raúl, el hermano de Fidel, en el poder, solo vino a consolidar el punto muerto en que quedaron las relaciones entre Cuba y México.

Ahora, con la visita que el presidente Andrés Manuel López Obrador hará a la isla, como parte de su gira por Centroamérica y el Caribe, se afirma que México vuelve a mirar por primera vez en 40 años hacia los olvidados hermanos del sur en el continente, con algunos de los cuales manifiesta su afinidad ideológica al compartir su interés por ayudar a los más pobres.

Será un buen instante para replantear la relación entre ambos países, recuperar el terreno perdido y mirar de cara hacia el futuro en medio de una coyuntura de crisis y confrontación entre naciones, donde México se encuentra distanciado de su principal socio, Estados Unidos, y Cuba ha dejado de depender de su otrora protector y aliado ideológico, Rusia.