Monterrey es la tercera ciudad del país por población y uno de los principales polos de desarrollo de México, por lo que el encontrarse agobiada por la falta de agua es sin duda una catástrofe con repercusiones de toda índole, desde sanitaria, económica y hasta poblacional, porque podría detonar un conflicto social de magnitud insospechada.

Tal vez hayan sido años y años en los que en esta ciudad se dejó crecer el problema hasta que las presas que abastecen a Nuevo León quedaron por debajo de sus niveles mínimos históricos —en un caso con solo 2% de su capacidad—, lo que se tradujo en que comenzara a extraerse agua con lodo y otros sedimentos, llegando a un punto en que 5.3 millones de habitantes podrían quedarse sin líquido para sus necesidades más vitales.

El único antecedente de una megalópolis que se quedó sin agua de un día para otro fue el de Ciudad del Cabo, en Sudáfrica, en el año 2015, que por lo mismo está considerada ya un ejemplo de crisis por el agua producto del cambio climático, que ha alterado los tradicionales ciclos del agua en el mundo, mismos que permitían anticipar las temporadas de lluvias y estiaje y, con ello, la capacidad de programar tiempos para cultivar y cosechar, pero que ahora se han trastocado, volviendo al suministro hídrico altamente incierto.

El momento que vivió Ciudad del Cabo dejó importantes lecciones no solo a esa urbe sino al mundo entero, pues a partir de ahí, cuando estuvo a punto de llegar a su Día Cero —cuando oficialmente se quedaría la población sin agua, ni siquiera para beber—, se instrumentaron una serie de medidas de cuidado del líquido que redundaron en los años posteriores que aumentaran paulatinamente las reservas y el Día Cero se alejara cada vez más como amenaza.

Estados del norte de la República, con importantes actividades agrícolas y ganaderas que demandan mucha agua como insumo básico para poder operar, son lo que se ven más golpeados por la crisis y la sequía que sufre la nación y una temporada de lluvias que se ha atrasado preocupantemente.

La enseñanza que deja la experiencia sudafricana para que Monterrey y el resto del país no lleguen a su Día Cero en cuestión de suministro de agua, es cuidar la que recibimos y estar alertas de fugas para que se les dé atención inmediata; solo así garantizaremos el abasto para todos.

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