En momentos en que asoma falta de orden en el plan de vacunación gubernamental contra el Covid-19, en donde no ha habido llamados públicos para informar de qué manera se va a proceder a inmunizar a la población, más allá de un muy vago calendario de aplicaciones que contempla ocupaciones y edades, despierta sospecha una serie de llamadas hechas casi en la clandestinidad a los adultos mayores para indagar su interés en ser vacunados y confirmar datos.

¿Por qué los “Siervos de la Nación” —personas que sirven de enlace entre la 4T y los ciudadanos— están llamando a los adultos mayores si no hay vacunas para aplicar? ¿Cuál es el sentido? Hace tres años eran promotores del voto, ¿ahora promueven la vacunación en un año nuevamente electoral?

Diversos analistas coinciden en alertar que es enorme la tentación existente para que se dé un uso electoral a la vacunación y se fomente el voto en favor del partido en el poder, aun más considerando que la base de datos que se usa para actuar es la misma del programa Bienestar de apoyos federales. Y tal vez de ahí se explique la negativa inicial que tuvo el gobierno para permitir que empresas y los gobiernos de los estados tuvieran también acceso a las vacunas.

Las autoridades tienen el padrón de los adultos mayores, pues son los mismos que cada dos meses reciben los apoyos sociales. Otro cuestionamiento que surge es ¿si no les llaman no se les considerará para la vacunación? ¿qué pasará con aquellos que no cuenten con teléfono o vivan en áreas apartadas o no urbanizadas? ¿el rezago tecnológico dejará afuera a los más pobres, por no contar o no poder costear su incorporación a la cobertura digital?

A las familias y las personas de la tercera edad, las llamadas también les generan inquietud, pues no tienen la certeza si son ciertas o producto del robo de datos o realizadas con fines criminales. Incluso el que los Servidores de la Nación tengan una campaña en marcha con un propósito legítimo, es también una oportunidad que se les da a los delincuentes para hacerse pasar por ellos.

A esas preguntas sin responder, se añade también la desorganización: en Puebla hay personal médico que está laborando y aún no ha sido vacunado, mientras en Campeche ha habido protestas de médicos que tampoco han sido inmunizados, mientras que a maestros ya les aplican las vacunas.

Todos esos cuestionamientos deben considerarse para echar a andar un plan efectivo de vacunación a nivel nacional que permita atacar y detener el avance del virus para superar cuanto antes esta contingencia sanitaria por el bien de México.

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