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La situación financiera de universidades estatales es delicada desde hace algunos meses. Especialmente nueve de ellas enfrentan crisis de proporciones mayores con deudas que en conjunto alcanzan 16 mil millones de pesos.
¿Qué las colocó en esa situación? En información que se publica hoy en estas páginas, sobresalen al menos cuatro motivos: contratación de personal sin autorización de las secretarías de Educación Pública ni de Hacienda, desorden financiero de administraciones anteriores, malas políticas en jubilaciones y prestaciones onerosas.
Sin embargo, en cinco de las nueve instituciones más endeudadas la situación se deterioró debido a que el programa federal Apoyos para la Atención a Problemas Estructurales de las Universidades Públicas Estatales (utilizado para paliar el endeudamiento) desapareció del presupuesto federal este año. En algunos casos también hay responsabilidad en autoridades estatales que escamotean recursos a las universidades y se resisten a asignarles más dinero en el presupuesto que envían a los congresos locales cada año.
Los privilegios dorados que se dan en algunas afectan asimimo el balance de sus finanzas. En la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, por ejemplo, trabajadores académicos y administrativos perciben tres meses de aguinaldo, igual que los trabajadores al servicio del gobierno del estado, además de que los trabajadores sindicalizados tienen como prestación permisos para ausentarse hasta 90 días con goce del 50% de su salario.
La Universidad Autónoma de Zacatecas tiene el mayor déficit, que asciende a 2 mil 100 millones de pesos. La razón principal: el incumplimiento de pago de impuestos y de contribuciones al ISSSTE. La institución debe cerca de 900 millones de pesos al Sistema de Ahorro para el Retiro (SAR); 560 millones, al ISSSTE; 225 millones, al ISR; 248 millones, al Fovissste, y 200 millones al SAT.
En la solución de la crisis es urgente la participación de autoridades federales, estatales y universitarias. El apoyo gubernamental es indispensable, así como la transparencia en el manejo de los recursos. La revisión externa al gasto de las universidades debe ser visto como una práctica normal.
Así como es impostergable el rescate a la universidad pública, es necesario que se generen candados para que no se repitan crisis de este tipo.
Es erróneo pensar que las afectaciones son solo para los académicos y trabajadores de las universidades públicas. La merma de recursos repercute en los estudiants que están próximos a concursar por un espacio en las aulas universitarias. Sin recursos suficientes, las universidades no podrán abrir más lugares para elevar la matrícula. Muchos jóvenes se quedarán sin oportunidad de estudiar y el país volverá a fallarles.