La elección de México como nuevo miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas es una buena señal en varios sentidos. Es una oportunidad para que México se inserte en el multilateralismo y el posible acceso a una mayor confianza y credibilidad en la diplomacia exterior mexicana por parte de la comunidad internacional.
Es de destacar el apoyo unánime de América Latina a México como su representante regional, así como el espaldarazo que significa que casi la totalidad de los países miembros le hayan otorgado su voto a favor, al contar con 187 de 196 posibles. Esto no se logró de manera automática, hubo una labor encabezada tanto por el canciller Marcelo Ebrard como por el embajador Juan Ramón de la Fuente, que llevaron a que nuestro país ocupe ese puesto por quinta ocasión desde su primera incursión en 1946, en aquel entonces un momento también difícil para el mundo, ya que se trataba del periodo posguerra tras el mayor conflicto bélico acontecido hasta el día de hoy.
Además de haber sido electo como representante de la región de América Latina y el Caribe, México se anotó otro acierto al ser considerado también en la renovación de 18 de los 54 miembros del Consejo Económico y Social del organismo, lo que le confiere una gran responsabilidad para el mantenimiento de la paz y la seguridad del mundo, en momentos en que el orbe pasa por un periodo de intensas transformaciones y reconformaciones en todos los ámbitos, desde el político y económico, hasta en lo sanitario y lo social.
Se va a requerir de mucho talento diplomático para navegar en este momento que el mundo tiene una confluencia de desafíos importantes: el reto sanitario que supone la propia propagación del Covid así como el riesgo manifiesto de otras enfermedades, el enfrentamiento político y comercial China-EU, la gran recesión global derivada de la pandemia, los crecientes movimientos mundiales feministas y antirracistas y su eventual radicalización, la amenaza del cambio climático, o el poder que está adquiriendo el crimen organizado en algunas regiones del planeta. Todo un reto.