En un momento en que en el país más de la mitad de la gasolina que se ofrece al público es de importación y proviene en su mayor parte de Estados Unidos, el drástico incremento de los precios de los combustibles producidos en ese país, hará que el gobierno tenga que destinar más recursos monetarios para subsidiar el suministro y mantener estables los precios de las gasolinas en el mercado mexicano.
A causa de una conjunción de múltiples factores entre los que destaca principalmente el aumento de los precios del petróleo a raíz de la guerra entre Rusia y Ucrania, que ha elevado la demanda para Estados Unidos de sus gasolinas disponibles para exportación, el costo del producto ha aumentado 121.4% desde enero pasado, mes en el que México todavía podía pagar a su vecino del norte, 12.30 pesos por litro de gasolina.
Ahora, con el cambio de condiciones en los mercados en lo que va de este año, México se ve obligado a comprar la gasolina estadounidense a un costo de 27.10 pesos, al más reciente tipo de cambio del dólar. Lo anterior implica que el gobierno de México en este momento destine 7 pesos como subsidio por cada litro de gasolina que se expende en territorio nacional.
Cuando en su campaña como candidato, el actual presidente Andrés Manuel López Obrador comprometió su gestión a mantener estables los precios de los combustibles —incluso asegurando que bajarían—, resultó ser una promesa que está costando cara al país.
Al no incrementar los precios de las gasolinas y establecer subsidios en este sector, tal vez se termine por beneficiar a los que más tienen, lo que sería un objetivo contrario para la 4T, pero no hay que olvidar que los combustibles no solo se ocupan para los vehículos de particulares, sino que también son empleados para movilizar mercancías, transportar personal, servicios de emergencia, equipo hospitalario o sanitario, y muchos otros usos necesarios.
Persiguiendo el anhelo de la autosuficiencia energética y de que llegara el momento en que ya no hubiera que importar gasolinas, con la apuesta por rescatar y fortalecer a Pemex, así como por la construcción de la refinería de Dos Bocas como una de las obras emblema de esta administración —y que en el mejor de los escenarios podría comenzar a ser productiva hasta 2024—, el plan por contar con combustibles baratos para todos, se ve cada vez más lejano, y se está volviendo una carga cada vez más pesada.