La reserva de cinco años que ha hecho la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) sobre la bitácora de vuelo que se siguió para traer asilado a México al expresidente boliviano Evo Morales el 11 de noviembre pasado contradice la política de apertura y transparencia pronunciada repetidamente por el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador.

La Sedena explica que su razón obedece a que se trata de información sensible cuya difusión revelaría metodologías y protocolos de actuación a seguir ante situaciones como ésta del exmandatario sudamericano, además de que podría poner en riesgo la integridad física del personal militar que participó en el operativo de traslado.

Esta reserva de información no es la primera vez que sucede. En lo que va de la actual administración, las fuerzas armadas han interpuesto varias veces este recurso para lo que resta del sexenio, como en los casos del operativo para detener a Ovidio Guzmán en Culiacán, Sinaloa, o el del enfrentamiento sostenido por el Ejército contra un grupo del crimen organizado en Tepochica, Guerrero, en el que 15 personas perdieron la vida. En todos se adujo que obedecía a razones de seguridad nacional y como medida de protección a los involucrados.

Causa extrañeza que una vez más la Sedena no pueda dar una versión pública de los detalles que implicó traer al país a un personaje internacional con la intención de darle asilo diplomático. Desde hace años, antes del actual gobierno, se ha hecho una costumbre argumentar asuntos de seguridad nacional para bloquear el acceso a la información en temas que son del interés nacional porque, como en el caso del traslado del expresidente Evo Morales, se emplean recursos materiales y logísticos del Estado y se invierte dinero público en decisiones que quedan fuera del conocimiento de los gobernados, sin dar mayor explicación de las razones detrás de un uso que parece arbitrario. Ojalá el INAI intervenga para dar una versión pública del itinerario de ese vuelo.

Un gobierno que se dice de izquierda tendría que enarbolar la bandera de la transparencia, misma que ha sido una de las tan proclamadas diferencias con los gobiernos anteriores, considerando que la rendición de cuentas es parte esencial del combate a la corrupción. “Nada a espaldas del pueblo”, dijo en alguna ocasión el mandatario al defender su uso de la consulta ciudadana como recurso para legitimar las grandes acciones que su administración decida emprender. Esto también debería aplicar para situaciones que comprometen la relación con otras naciones.

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