Por la pandemia, la Red Nacional de Refugios (RNR) se ha visto rebasada tanto por una demanda creciente de sus servicios, como por un presupuesto asignado que no ha crecido significativamente y que se ha visto mermado por la inflación y la carestía en el costo de productos y servicios.

Con un incremento de apenas 3.7% en su presupuesto para 2022, que resulta insuficiente ante una inflación generalizada de 7.3% con la que cerró la economía el año pasado, a algunos de los 79 refugios existentes y distribuidos a lo largo del territorio nacional no les alcanza a veces ni para cubrir sus necesidades de servicios básicos como el pago de la energía eléctrica que consumen o para adquirir los víveres que ofrecen a sus usuarias.

Y es que ese magro aumento queda evidentemente rebasado cuando se conoce que la demanda de los refugios aumentó 39% durante 2020, aunque experimentó un ligero descenso para 2021.

Creada hace 23 años, la Red Nacional de Refugios ofrece atención a mujeres con hijos en situación de violencia de género, en espacios seguros a los cuales pueden acogerse y recibir alimentación y cuidados médicos, y a los cuales llegan referidas por instituciones públicas o privadas, colectivos civiles, centros de atención y hasta por recomendación de otras mujeres.

La crisis por la que pasan estos refugios es muestra de que no todo se soluciona con entregar dinero directamente a la gente, si bien los apoyos económicos son estímulos que es necesario considerar para la población —como las ayudas que varios gobiernos de países dieron a sus ciudadanos a raíz de la pandemia de Covid-19—, pero debe tenerse presente que nada puede sustituir la intervención del Estado cuando se trata, por ejemplo, de asistir a una mujer que necesita alejarse de un marido violento, situación en la que no puede reducirse a una simple entrega de un recurso monetario para ayudarla a subsanar su problema.

En tales casos se requiere no solo de dinero, sino también de darle alternativas de empleo o estudio, de atención médica y psicológica especializadas, de un lugar en el que pueda pasar la noche y hasta de asesoría jurídica para presentar una denuncia contra su atacante. Cuidando de ellas, cuidamos de la sociedad en su conjunto.