Después de los complicados trances que representaron para el país las crisis económicas de la década de los 80 y la de 1995, se comenzaron a sentar las bases para darle solidez a la economía mexicana. Se trazaron objetivos que con el paso de los años se alcanzaron; entre otros: libre paridad cambiaria, control de la inflación, fortalecimiento de las reservas internacionales y la creación de fondos para hacer frente a sobresaltos económicos originados principalmente en el exterior.

Los fondos de estabilización más importantes, que sirven de amortiguadores para el gasto público y para estados y municipios en épocas de vacas flacas, se encuentran en este momento muy por debajo de lo que estaban hace dos o tres años.

El Fondo de Estabilización de Ingresos Presupuestarios (FEIP), del cual el gobierno toma recursos para evitar recortes presupuestales cuando los ingresos tributarios no son suficientes, ascendía a finales de 2018 a 260 mil millones de pesos, en marzo de 2020 a 175 mil millones de pesos, pero al cierre de 2021 apenas contaba con 9 mil 907 millones de pesos.

Otro más es el Fondo de Estabilización de los Ingresos de las Entidades Federativas (FEIEF), que acabó el año pasado con 21 mil 367 millones de pesos frente a 30 mil 650 millones de pesos que tenía hasta 2020, y 89 mil millones cuando inició esta administración federal.

En tanto, el Fondo Mexicano del Petróleo para la Estabilidad y el Desarrollo reportó un saldo de 23 mil 359 millones de pesos en 2021, pero dos años antes cerró 2019 con 158 mil 544 millones de pesos, y a finales de 2018 contaba con 279 mil 771 millones.

La actual sequía de los fondos se explica en parte por la crisis que generó la pandemia, pero la toma de recursos se dio desde 2019, cuando la emergencia sanitaria aún no se presentaba. Ahora, con el conflicto bélico Rusia-Ucrania, que podría agravarse, la economía de la mayor parte de los países está amenazada por turbulencias.

Aunque la situación no es la mejor, no puede permitirse una mayor sangría en los fondos mencionados; es momento de retomar el ahorro transfiriéndoles recursos. El dinero depositado allí es un blindaje necesario para la economía nacional. Agotarlos es poner en riesgo al país y colocarlo en una situación de fragilidad que nadie desea.