En momentos en que el país se enfila a la cifra de 100 mil muertos por la pandemia de Covid, en el año en que la economía tendrá una caída no vista en décadas, puede sumarse ahora una crisis política, luego de que 10 gobernadores del país endurecieron ayer su discurso y se escucharon voces que hablan de ruptura, batallas legales e incluso del fin de la República Mexicana como la conocemos.
El destinatario del mensaje es el gobierno federal, al cual los mandatarios de 10 estados (Jalisco, Nuevo León, Chihuahua, Guanajuato, Tamaulipas, Coahuila, Michoacán, Durango, Colima y Aguascalientes) responsabilizan de un menor flujo de recursos económicos.
No es la primera vez que alzan la voz para solicitar diálogo con la Federación, sin éxito hasta el momento. El desdén previo orilló a los mensajes de ayer.
De manera simultánea cada mandatario emitió una postura en la que piden un encuentro con el gobierno federal. Hace unas semanas, los gobernadores hablaban de privilegiar el diálogo, no la confrontación, pero ayer el tono se modificó.
El gobernador de Chihuahua, Javier Corral, dijo que harán valer los instrumentos legales a su alcance, incluso en instancias internacionales, con el fin de garantizar la seguridad, los derechos humanos, las libertades políticas y las soberanías de sus entidades.
Enrique Alfaro, de Jalisco, aseguró que el gobierno de la República “nos ignora, nos ataca, nos insulta y nos quita lo que nos pertenece”.
Jaime Rodríguez, de Nuevo León, mencionó que si los reclamos siguen sin ser atendidos “se ocasionará un rompimiento que va a terminar con esta República”. El resto de los mensajes se dieron en el mismo sentido.
En anteriores ocasiones, la respuesta para los mandatarios ha sido que “solo se representan a ellos y no a sus estados”. Los mensajes de ayer no fueron pronunciados en solitario por los gobernadores. Esta vez tuvieron el respaldo de partidos políticos, de los poderes legislativo y judicial locales, así como de empresarios y de organizaciones religiosas. Los distintos sectores cerraron filas para hacer el exhorto al gobierno central.
En medio de la división y la desconfianza, el país difícilmente podrá hacer frente a los desafíos económicos y de salud –sin olvidar la inseguridad– que enfrenta actualmente y que prevalecerán por un tiempo todavía indefinido. La capacidad del gobierno de dialogar y de alcanzar acuerdos con quienes tienen una visión diferente de la realidad está a prueba.