Haciendo un ejercicio de especulación sobre qué candidato a la presidencia de Estados Unidos conviene más a nuestro país que ocupe la Casa Blanca en los próximos 4 años, todo parece señalar que la opción idónea sería la del demócrata Joe Biden, quien ha prometido revertir las agresivas políticas instrumentadas por el republicano Donald Trump contra México y los migrantes.

Pero de resultar vencedor el demócrata, surge la duda qué actitud tomará el gobierno mexicano que se aplicó para ser un buen aliado del actual republicano en el poder.

Con el resultado de las elecciones en Estados Unidos, se sabrá si fue buena apuesta que el presidente López Obrador haya visitado a Donald Trump en Washington, lo que fue visto por muchos como un acto que sumó respaldo a la campaña del mandatario estadounidense en el camino hacia su reelección, más aún considerando que eludió reunirse con el demócrata Biden.

Sin embargo a su favor tiene que el manejo de su Cancillería ha sido el adecuado en el manejo de tan delicada relación con el vecino del norte, a tal nivel de desempeño que su labor ha sido elogiada tanto fuera como dentro del país.

La cancillería ha sabido “domar” a la fiera que representa tener encima a la administración estadounidense más hostil que se recuerde, aun y con el gazapo inicial que representó haber ofrecido abrir las puertas a todos los migrantes que buscaran cruzar hacia Estados Unidos, lo que encendió la ira de Washington y amenazó con desatar una ola de represalias de todo tipo contra nuestra nación.

La cancillería supo manejar crisis que se avizoraban como incontenibles y de un gran costo para México, eso sí, sin minimizar que para contener la furia de Trump tuvo que acatar una serie de medidas que no pusieran en peligro la relación con EU ni se perdieran los convenios vigentes de intercambio comercial.

El gobierno mexicano debería prepararse ya para ver qué posición tomar ante el eventual arribo de una administración estadounidense con la que evitó tener algún acercamiento para no tener conflictos o disgustar al actual ocupante de la Casa Blanca. Si bien las encuestas de hace cuatro años no predijeron correctamente quién ganaría las elecciones en ese país, en esta ocasión la distancia de los candidatos en contienda es mayor entre sí y las encuestadoras parecen haber aprendido de sus errores. Todo indica que la probabilidad de una victoria de Biden en las urnas es mucho más alta. Es de esperar que acá en Palacio Nacional ya se haya considerado esto y se preparen a reparar los platos rotos.

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