La Organización Mundial de la Salud (OMS) es solo una más de los afectados por la pandemia de Covid-19, luego de que su papel y conjunto de acciones tomadas se vieran disminuidas ante el vertiginoso avance del virus por el planeta, pandemia que pese a saberse con mucha anticipación que en algún momento brotaría en el oriente de Asia, que lo haría con fuerza y que pondría en riesgo la capacidad hospitalaria mundial, tomó desprevenido al máximo organismo y autoridad sanitaria internacional.
Sus reglamentos de alcance mundial, logrados tras el consenso de expertos de todo el planeta, debieran ser materia de aplicación incuestionable en cualquier punto del globo y no quedar al criterio de los gobernantes en turno de cada país. Sin embargo, la OMS tiene un talón de Aquiles: depende de las aportaciones de sus estados miembros, lo que en los hechos se traduce en una, sino sistemática, sí constante carencia de recursos. Esto último, que llena de incertidumbre al organismo, ha venido a agudizarse por las amenazas de Estados Unidos de retirarse de la OMS y cortarle el importante flujo de recursos que hasta el momento ha estado comprometido a otorgarle.
Más allá de que puedan ser fundadas o no las acusaciones de Trump de que la OMS obedeció a intereses de China, el debate de fondo a plantearse es que ante un problema grave de salud como el que se suscitó a raíz de la propagación del coronavirus por prácticamente toda la superficie terrestre, quedó más que claro que el mundo necesita a una institución internacional fuerte, que sea capaz de dictar medidas que sean acatadas en todos los países, y no quedar en meras recomendaciones soltadas al aire.
Como ya se señala en el reportaje que al respecto se presenta hoy en las páginas de El UNIVERSAL, los países afiliados a la OMS deben replantearse qué tipo de autoridad sanitaria global quieren y qué capacidades de respuesta se le pueden otorgar para enfrentar situaciones críticas de salud que pudieran presentarse en el futuro, sin olvidar el dotarla de más y mejores recursos, así como de planes de reacción y coordinación inmediata. La salud de un mundo entero lo vale.