Tras de que el gobierno ignorara la propuesta del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) para asegurar la reactivación económica que permita sortear los desastrosos efectos que está dejando la paralización de actividades en nuestro país como recurso para contener lo más posible el impacto de la pandemia de coronavirus en México, diversas organizaciones y sectores empresariales han comenzado a dar a conocer las medidas que tomarán por su cuenta para paliar la crisis ante la ausencia de una respuesta contundente por parte del gobierno federal.

Para ello, el CCE ha hecho un llamado a organismos, cámaras y asociaciones de la iniciativa privada con miras hacia un acuerdo nacional empresarial que, junto con los trabajadores, ayude a enfrentar la crisis que deje el Covid-19 y poder conjurar en la medida de lo posible la caída esperada de entre el 7 y el 10%, así como la pérdida de hasta un millón de puestos formales de trabajo.

Sin embargo, en esta ocasión el sector privado ha demostrado no ser un bloque monolítico, pues mientras los empresarios de Jalisco han decidido ir solos tras considerar que los planteamientos del CCE no los representan ni responden a sus necesidades, otro sector de la iniciativa privada ha dado su respaldo al mandatario, como es el caso del consorcio de Carlos Slim y del Grupo México. Esto último ha animado al jefe del Ejecutivo a recalcar que no tiene pleito con los empresarios y que cuenta con el aval de varios de éstos para seguir adelante con las medidas que ha decidido echar en marcha.

En contraste, en Europa se están tomando medidas más decididas con el objetivo principal de que ninguna empresa ni ningún empleo pase apuros a fin de mantener los ingresos y la liquidez como elementos esenciales para el tan anhelado repunte de la actividad económica tras el cese de la emergencia sanitaria. Mediante agresivos planes de protección y de blindaje económico, que incluyen la inyeccción de miles de millones de euros por parte de bancos y otros organismos de esa comunidad regional, es que se espera amortiguar las secuelas económicas de la pandemia y que, pese a unirse a otros esfuerzos que cada país ha emprendido por su cuenta, aún así, todavía se consideran insuficientes.

Comparado el esfuerzo europeo con la incierta respuesta mexicana, nos hace falta más unión, entendimiento y decisión para enfrentar la adversidad. Sin duda esta emergencia no es ya un tema de confrontaciones, sino de hallar soluciones entre todos.

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