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EL UNIVERSAL, en colaboración con el programa Por la mañana, de Grupo Fórmula, incursionó en el epicentro mismo de uno de los delitos con perspectiva de género con más repercusión pero a la vez con menos atención en la actualidad. El equipo de investigación llegó a Tenancingo, Tlaxcala, lamentable centro nacional de la trata de mujeres con fines de explotación sexual.
Pueblo pobre con residencias ostentosas y autos de lujo, es el mismo lugar en el que la reportera estadounidense Lara Logan, de la cadena Fox News, denunció que los tratantes se encontraban bajo protección de la policía local, cuyos agentes a principios de año le impidieron realizar su labor de información, presionándola para que se retirara del pueblo y que para mayor intimidación le relataron que una semana antes de su visita, dos personas habían sido linchadas simplemente por haber preguntado por el lugar.
Además de la protección directa, el delito cuenta también con el desinterés o la negligencia de las autoridades locales, pues en el lapso de 6 años comprendidos entre 2011 y 2017, de un monto superior a las dos centenas de denuncias, apenas 9 fueron objeto de una resolución condenatoria.
De Tlaxcala es la figura del padrote, un hombre que armado únicamente de su labia, o discurso seductor, es capaz de envolver a sus víctimas, despojarlas de prejuicios, convencerlas de romper con sus vínculos familiares y sacarlas de su lugar de origen con la promesa de una mejor vida, solo para, una vez extraída o aislada de su red de protección familiar, llevarlas a grandes ciudades —antes únicamente de la República Mexicana, ahora también de Estados Unidos—, doblegar su voluntad y someterlas al ejercicio de la prostitución.
Es un modus operandi que, a diferencia de otras modalidades de crimen organizado, se trata de una ‘empresa’ de corte familiar en el que el hombre que se encarga de efectuar el “enganche”, es apoyado por parientes, con frecuencia mujeres, que hacen labores de resguardo, vigilancia y traslado de las víctimas.
Una vez en la ciudad de destino, las adolescentes son obligadas a prostituirse, a la par de exigirles que les recluten a más víctimas. Es una práctica que se ha extendido a 23 de los 60 municipios tlaxcaltecas y que ha comenzado a extenderse a los estados de Puebla y Morelos.
Contra la trata de carácter sexual se requiere de acción en dos frentes: una decidida acción del gobierno que rompa con esas redes de protección a los tratantes y, por otro, una campaña de educación entre las adolescentes para que estén prevenidas de las formas que tienen los criminales para engancharlas en la trata. Es tarea pendiente, que no luce complicada.