Los planes para llevar internet a todos los rincones del país no están concretándose como este gobierno ha planteado. La meta de conectar a 92.2% de la población a finales del sexenio se retrasará cuatro años, de acuerdo con lo que prevé la empresa a la que la administración federal confirió esa responsabilidad. Actualmente se da cobertura a 61.1% de la población, que equivale a 68.7 millones de personas, por lo que hay decenas de millones de mexicanos que hoy están excluidos de la carretera digital, con el rezago social que ello implica.

El acceso a internet es todavía una actividad eminentemente urbana, pero no es general en este sector; aún está ausente en varias ciudades pequeñas del país y, por supuesto, en las comunidades rurales. De acuerdo con el Inegi, una población urbana es la que cuenta con más de 2500 habitantes. A nivel nacional 94.9 millones de personas vivían en áreas urbanas en 2017, mientras en áreas rurales habitaban 28.5 millones de personas.

Retrasar el acceso a internet profundizará la brecha entre regiones urbanas y rurales que prevalece en el país; una vez más, entre el norte con mayor desarrollo y el sur/sureste atrasado.

La pandemia vino a acelerar el uso de las tecnologías en todos los ámbitos de la vida cotidiana. ¿Cómo se insertarán millones de mexicanos a las nuevas formas de estudiar, de trabajar y de tener acceso incluso a un médico si no cuentan con internet?

Millones de mexicanos —con acceso a internet, claro— modificaron en poco tiempo sus hábitos. Los alumnos, desde kinder hasta posgrado, dejaron de asistir a las aulas físicas para ajustarse a las aulas virtuales. Las familias dejaron de realizar sus compras de manera presencial y migraron a las compras en línea. Miles de trabajadores tuvieron la oportunidad de continuar con sus tareas laborales desde casa. Otros que desafortunadamente perdieron sus empleos, lograron salir adelante realizando otras actividades -usualmente ventas- apoyados en internet, específicamente en las redes sociales. Incluso la telemedicina se volvió común.

El internet puede ser la herramienta que disminuya la marginación y el atraso de miles de comunidades mexicanas; digitalizarlas debe tener la más alta prioridad, pero hay datos que muestran que quizá no es importante. A principios de este mes este diario informó que en cinco meses no aumentó el número de sitios con acceso a internet gratuito.

Si hay otros proyectos con mayor prioridad que conectar a más de 90% de la población en el menor tiempo posible, se condena a millones de mexicanos a ser excluidos del desarrollo, lo que sería imperdonable.

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