La Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del Inegi reporta que aunque en México ha habido una recuperación de empleo, la fuerza laboral de más de 15 millones de mexicanos se encuentra desaprovechada.
Estos mexicanos lastrados en la inactividad o en actividades informales, gran parte de los cuales perdieron sus trabajos a raíz de la pandemia, pero también muchos otros por la crisis que ha venido golpeando al país desde antes de que se se desataran los contagios, no encuentran reacomodo en la actividad económica formal tanto porque no se ha recuperado plenamente la planta laboral mexicana a los niveles previos a la pandemia, como porque las pocas opciones que hay son para empleos con salarios mucho menores a los que tenían antes.
Entre las causas señaladas para este desperdicio de fuerza laboral se encuentra el desempleo, la subocupación o la informalidad y la baja calidad de las ofertas de trabajo existentes, que para dejar de serlo tendrían que ofrecer salarios atractivos, prestaciones de ley y estabilidad laboral.
Es tan fuerte esta percepción acerca de una precarización generalizada del empleo en México, que la mitad de los desocupados del país lo están porque prefieren no ocuparse hasta contar con una oferta de trabajo que cumpla con sus intereses de desarrollo profesional o personal y cubra sus necesidades básicas.
En cuanto al segmento de los subocupados, se trata de gente en trabajos de medio tiempo, por proyecto o en actividades del mercado informal, y que por lo mismo carecen de prestaciones o sus ingresos son menores a lo que requieren para cubrir sus necesidades cotidianas.
A lo anterior hay que agregar que la pandemia sigue incidiendo en que no haya una plena recuperación económica y productiva, y que la aparición de nuevas olas de contagios parecen confabularse para frustrar los planes de desarrollo nacional.
En este sentido, expertos señalan que 63 millones de mexicanos se infectarán en la cuarta ola inducida por la variante ómicron, de los cuales hasta 13 millones podrían desarrollar un Covid largo, con secuelas y repercusiones sobre el cuerpo que, en muchos casos, se traducirán no solo en una merma en su calidad de vida, sino que no les permitirá ser económicamente activos.
De la participación y colaboración de todos para aminorar en la mayor escala posible el impacto final de la pandemia, es que se podrá recuperar la economía de México y lograr que no haya fuerza laboral desperdiciada.