Curiosamente este año la Academia Mexicana de la Lengua acordó integrar en su Diccionario de Mexicanismos el término chapulín no sólo para identificar a una variedad de insecto saltarín, sino ahora también con su acepción en el argot nacional para identificar la actuación de políticos con tendencias acomodaticias que, al igual que los chapulines, “brincan” de partido en partido de acuerdo a como lo reclamen las circunstancias en relación con sus intereses personales o las necesidades de su grupo parlamentario.

Por eso la existencia de chapulines entre los legisladores mexicanos quedó nuevamente en evidencia con el desacuerdo observado en el Congreso en la elección para integrar la presidencia de la Cámara y en el que las acusaciones corrieron de un bando a otro en torno a los movimientos que diversos legisladores hicieron cambiando de partido para asegurar que fuera el PRI o el PT el que se convirtiera en la tercera fuerza política y así tomar el relevo al frente de la Cámara de Diputados.

Ahora, elegida Dulce María Sauri como presidenta de la Mesa Directiva, gana el PRI como la tercera fuerza política. Ello inmediatamente despertó la reacción furiosa del PT y en especial de su aspirante al cargo, Gerardo Fernández Noroña, quien ha calificado el proceso de elección como una traición tanto del Estado como de la clase política, en especial la de integrantes de Morena que cambiaron su voto para favorecer a la priista.

En su cambio de bandera, no importó que antes fueran adversarios del actual partido mayoritario como Mauricio Toledo, quien ahora es parte del PT e integrante de la 4T, pero cuando era perredista intentó sabotear la campaña de la morenista Claudia Sheinbaum al gobierno de la Ciudad de México.

Así, el sainete generado por el relevo en el liderazgo de los diputados muestra la existencia de un mercado de legisladores disponible al mejor postor, todo para lograr el poder y por el camino que sea. Aunque se hable de transformación, las prácticas legislativas no cambian, se mantiene el mismo juego de intereses en busca del poder. Los mismos partidos, los mismos políticos, ¿cuál es la diferencia?

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