Por considerar la atención de la pandemia de Covid-19 un asunto de urgencia con carácter de desastre natural, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) ha solicitado a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público le autorice el uso de más de 5 mil millones de pesos de sus reservas financieras para la compra de equipo médico para atender a los pacientes que le toque atender con esa enfermedad.

Los recursos se destinarían principalmente a la compra de equipo especializado de atención respiratoria en terapia intensiva, como ventiladores mecánicos, camas y monitores de signos vitales, entre otros pertrechos dedicados al manejo de pacientes graves, a fin de prevenir la saturación de los servicios médicos con los equipos preexistentes.

Así, la compra de última hora de aparatos y material sanitario con el cual se espera si no solucionar, por lo menos reducir al máximo el número de defunciones que la epidemia provoque, parece contradecir las reiteradas aseveraciones del presidente López Obrador en el sentido de que su gobierno se encontraba preparado desde tiempo atrás para confrontar la epidemia de coronavirus aún antes de que arribara al suelo mexicano.

Parece que el destino por fin pasó la factura al sector salud por los dispendios y la mala administración de recursos de pasadas administraciones, como lo refiere el trabajo del área de Periodismo de Investigación que EL UNIVERSAL presenta hoy. Y es que la llegada del coronavirus a territorio mexicano encontró en el peor momento y casi completamente desprevenidos a los sistemas de salud provistos por el Estado, en una coyuntura en la que se efectuaba apenas su reajuste para dar cabida al Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) que venía a reemplazar al Seguro Popular, herencia de la administración nacional anterior.

La revisión hecha por este diario a informes de fiscalización realizados en el periodo 2009-2018 por la Auditoría Superior de la Federación, revelan una serie de prácticas dañinas contra las finanzas destinadas al sector salud a nivel estatal, como la integración de nóminas de médicos “fantasmas” o la no comprobación de gastos y adquisiciones, así como por el pago de obras de infraestructura que a veces ni siquiera llegaron a realizarse.

Ahora que todo ese dinero se necesita con inmediatez, los derroches y malos manejos del pasado vienen a demostrar que se debió haber actuado en su contra desde hace muchos años, en especial en el delicado ámbito de la salud, porque no sabemos en qué momento se llegue a puntos críticos como el actual en que todos estamos en riesgo.

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