Editorial EL UNIVERSAL

Las otras secuelas de la pobreza

09/08/2021 |01:52
Redacción El Universal
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La pobreza no se limita únicamente a la falta de dinero. Para el Coneval —la instancia que emite el reporte sobre la pobreza en el país— una persona se encuentra en esa situación cuando al ingreso insuficiente se suma una de las siguientes carencias sociales: rezago educativo, acceso a servicios de salud, a seguridad social, calidad y espacios de vivienda, servicios básicos, así como el acceso a la alimentación de calidad.

De acuerdo con el informe sobre la situación de pobreza en el país presentado por el Coneval la semana pasada, el número de pobres aumentó en 3.8 millones de mexicanos. Ese incremento podría revertirse relativamente rápido debido a que una de las principales causas fue el confinamiento por la pandemia por coronavirus; pero, aunque el ingreso de millones de mexicanos vuelva pronto a los niveles de 2018, hay dos carencias sociales que pueden marcar su futuro y que les tomará más tiempo remontarlas.

Una de ellas es la situación educativa. En 2020 poco más de 419 mil jóvenes de entre 16 y 21 años dejaron de asistir a la escuela debido a la crisis económica. Las secuelas de no volver a las aulas perduran para siempre, pues con ello puede truncarse la posibilidad de aspirar a una mejor calidad de vida. Entre más tiempo transcurra para retomar los estudios más complicado será concluirlos.

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La segunda es la carencia de acceso a servicios de salud. El porcentaje de personas en esa situación casi se duplicó al pasar de 16.2% en 2018 a 28.2% en 2020. En medio de una pandemia que deja afectaciones a muchos de quienes padecieron la enfermedad, los servicios precarios incidirán significativamente en su bienestar físico.

¿Qué hacer para revertir o paliar el panorama? En estas páginas el investigador John Scott, del Coneval, lo deja muy claro para los tres niveles de gobierno: impulsar la cobertura universal de los servicios de salud y reconocer que los grupos de pobres más afectados por la crisis se encuentran en zonas urbanas.

El año pasado fue escaso el apoyo para los habitantes más necesitados de las grandes ciudades. Lo que resta de 2021 y el año próximo se convierte en oportunidad para voltear a verlos y apoyarlos. De no hacerlo, se les condena a profundizar su pobreza y —probablemente— a nunca salir de ella.