Es importante que haya investigaciones con respecto a hechos de corrupción registrados en el pasado, pero también es necesario que se sancione lo que está ocurriendo en el presente, porque no ha habido grandes señalamientos hacia integrantes de la actual administración, salvo casos como el de Manuel Bartlett, por citar uno de los más relevantes y que ha tratado de ser minimizados desde la esfera presidencial.
Aunque el mandatario alienta que sean investigados sus familiares que hayan incurrido en actos no éticos o estén bajo sospecha de haberlos cometido, en los hechos no trascienden las acusaciones y hasta pareciera que quedan en el olvido, y que él mismo intenta justificar o minimizar al indicar que se trata de campañas de desprestigio o complots dirigidos a descarrilar su proyecto de gobierno que, por cierto, tiene por principal bandera la lucha contra la corrupción.
Entre las explicaciones que se han dado desde la tribuna presidencial sobre el proceder de sus hermanos, cuando se trató de Pío López Obrador se argumentó que el dinero que éste recibía se trataba de donativos para la campaña, mismos que aún siendo así, jamás se reportaron al INE, lo que constituye un delito electoral.
Ahora en el caso de su otro hermano, Martín Jesús, se intenta aclarar que se trata de un asunto de un préstamo personal. Lo único cierto es que lo que los videos muestran es un flujo de dinero cuyo origen y destino final se desconocen, y que quedan en entredicho por la participación en ellos de personas muy cercanas al mandatario que ha recalcado una y otra vez que el peor mal de esta nación es la corrupción.
Y la polémica preocupa porque el jefe del Ejecutivo ha reaccionado de una forma desconcertante: si en el primer caso se mostró dispuesto a que sus familiares fueran investigados e incluso alentó a que se iniciaran las pesquisas, en este nuevo escándalo se muestra reacio a tocar el tema y busca desacreditar a quienes están relacionados con lo que se ha exhibido públicamente.
En el caso en el que se vio involucrado su hermano Pío, ha pasado casi un año de que se detonó el escándalo y sin embargo no se ha presentado ninguna conclusión al respecto. ¿Cuál es la rendición de cuentas en ese asunto? Ni se han presentado informes al respecto o algún avance en la investigación, ni tampoco se le ha exonerado de cualquier acusación existente.
Lo anterior entra, a todas luces, en contradicción con la consulta popular sobre el juicio a expresidentes, donde sí importa la corrupción pasada pero se pretende hacer pasar por inexistente la posible actual. Mayor congruencia, por favor.