¿Cuál es la importancia de llevar un registro puntual de lo que acontece en los sectores más importantes del país? Sencillamente contar con elementos para conocer el desarrollo o retroceso en cualquier aspecto de la vida nacional.
En momentos de un tercer ciclo de la pandemia por Covid19, los números se vuelven vitales para actuar y tratar de contener la enfermedad. En el sector salud, sin embargo, parecen no considerarlo así.
El seguimiento estadístico de la pandemia ha mostrado un freno al menos desde hace seis semanas. En una revisión que realizó este diario, se encontró la ausencia de datos en los índices de positividad, de letalidad, el número de personas estudiadas, la ocupación hospitalaria por entidad federativa y el tipo de hospitalización, entre otros rubros.
Desde el inicio de la pandemia, el manejo de las cifras de contagios y de defunciones han estado bajo el cuestionamiento de expertos debido a que el cotejo de cifras con otras fuentes arrojaba un panorama de mayor gravedad.
Autoridades reconocieron que en el caso de los contagios, por ejemplo, las cifras que proporcionaban eran solo un muestreo producto del “método centinela”, que tenía que ser multiplicado por un factor entre 7 y 9.
En cuestión de fallecimientos, la Secretaría de Salud comenzó a emitir cifras del exceso de mortalidad en el país, las cuales registran defunciones asociadas al Covid por encima de la cifra que da a conocer diariamente.
Desde que terminaron las conferencias diarias sobre la situación del Covid en el país, la información no está disponible o, en el mejor de los casos, el acceso es laberíntico.
El seguimiento de la pandemia por parte de la sociedad, de periodistas y de investigadores se ha vuelto limitado. La autoridad asignada para informar sobre la situación de la pandemia está prácticamente invisibilizada. El país parece adentrarse a ciegas a la tercera ola.
En un tema de salud como el que enfrenta el mundo la máxima publicidad de información es una oportunidad para prever de manera coordinada las posibles soluciones.
Mantenerla oculta o dejar de registrarla únicamente retardará las acciones pertinentes y no dibujará un falso escenario optimista porque, al final, la realidad siempre se impone.