Lo de la pausa propuesta en la relación de México con España se trató de una postura no oficial, pero que revela mucho del sentir personal del presidente y de su concepto de lo que ha sido España para México, y que no es particularmente favorable. En respuesta a una pregunta, dio a entender que toda España es responsable por prácticas de corrupción que permitieron en el pasado cercano que empresarios ibéricos hicieran fortuna invirtiendo en México, con la complacencia de los gobiernos neoliberales de sexenios recientes.
Para el mandatario la relación “no es buena” porque, en su visión, la inversión española en el sector energético es un nuevo intento de colonización, saqueo y explotación, como la que sufrió México entre los siglos XVI y XIX.
Lo anterior se une a su empecinamiento para que el gobierno español emita disculpas por la Conquista y los tres siglos de dominio sobre México, y que ha producido el extrañamiento en la península ibérica por lo que parecen ataques por asuntos que se creían superados o dejados ya en el pasado remoto.
Solo durante el régimen de Francisco Franco en el siglo XX y por su naturaleza autoritaria, México rompió relaciones con España para poder proteger al exilio republicano español.
Insistir en que los españoles son de naturaleza abusiva, saqueadora y corrupta, es de un talante xenófobo sin sustento que no distingue entre el gobierno hispano, los empresarios y los ciudadanos comunes de ese país, y que lo único que consigue es minar la percepción que los mexicanos tienen de los ibéricos, y que nos hace retroceder cinco siglos en la relación bilateral.
¿Hacia dónde quiere llevar este gobierno la relación con España? Se trata de una relación que es muy importante para México no solo en términos económicos, comerciales, culturales o turísticos, sino hasta familiares en muchos casos. Además, España es el segundo país en importancia en materia de intercambios comerciales y el origen de más de una décima parte de la inversión extranjera que ha recibido México, y por la cual más de 6,500 empresas españolas mantienen operaciones y dan empleo en suelo mexicano.
La de España es una relación que tenemos que cuidar, no tirar por la borda. Es una nación con la que son más las cosas que nos unen que las que nos separan. Ambos países tenemos muchas cosas en común, intercambios y otros que simplemente no se pueden poner “en pausa” en lo que resta del sexenio ni bajarlos de nivel, pues no tiene sentido hacerlo.