El 23 de diciembre México se convirtió en el primer país de América Latina en recibir vacunas contra el Covid. Fue una cantidad casi simbólica, 3 mil dosis, pero el convenio con la farmacéutica Pfizer pactaba la entrega de un total de un millón 420 mil 575 dosis hacia el 31 de enero.
En la recepción del lote, todo fue optimismo. Distintas voces del gobierno federal señalaron que era el “inicio del fin de la pandemia” en el país, que México tenía preparado “el plan de vacunación más grande en la historia”.
Hoy, a poco más de un mes, las expectativas han cambiado. Las esperanzas tuvieron un frenón por la suspensión de entregas anunciada por la empresa que produce la vacuna.
Todavía la semana pasada llegaron 219 mil 350 dosis (la mitad de lo que se esperaba), pero durante tres semanas se suspenderán los embarques hacia México. Será el 15 de febrero cuando se reanude la recepción de dosis, con la promesa de que se repondrán las vacunas que no llegaron en las semanas previas.
México no es el único país afectado, naciones europeas también pusieron en pausa sus planes de vacunación por el recorte y suspensión de entregas de dosis. La reacción mínima de gobiernos europeos ha sido la de preocupación, pero Italia ha hecho anuncios de que presentará demandas contra la farmacéutica. La labor coordinada tuvo resultados y el Consejo Europeo aseguró que los laboratorios (AstraZeneca también retrasó su producción) mantendrán el calendario inicial de entrega de vacunas. El Consejo señaló que se tuvo que “pelear y dar un golpe sobre la mesa” para pedir claridad sobre las razones de los retrasos. Aquí en México hay silencio sobre la actitud que se tomará ante la farmaceútica.
Los argumentos que esgrimen los laboratorios son de ajustes en sus plantas para aumentar la producción, lo cual es una razón meramente mercantilista: producir más para ganar más.
No se resta valor a la hazaña de producir la inmunización en tiempo récord, pero hay convenios firmados que deberían respetarse. México también ha pagado millones de dólares para contar con las dosis. Hace un mes el secretario de Hacienda informó que los convenios para adquirir las vacunas ascendían a mil 659 millones de dólares, y la semana pasada dio a conocer que el país cuenta con 4 mil millones de dólares para garantizar el abasto de vacunas. El país también tendría que alzar la voz y exigir el cumplimiento de contratos, ha pagado tanto dinero como el resto de las naciones.