No pudo concretarse el intento de la Organización de Países Exportadores de Petróleo por alcanzar un acuerdo entre sus miembros y países invitados, uno de ellos México, con miras a estabilizar el mercado del hidrocarburo vía la reducción consensuada de su producción, a fin de alcanzar un incremento que permita obtener ganancias a todos los productores y no generar pérdidas por su extracción.

La nota discordante la puso nuestro país al retrasar el jueves pasado las primeras negociaciones, que se dieron a través de una videoconferencia conjunta, a fin de que la secretaria de Energía, Rocío Nahle, rechazara inicialmente los términos tentativos de la propuesta y contara con tiempo para consultarlo con el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien finalmente se negó a aceptar la oferta completa y sólo accediera a cooperar con una cuarta parte de lo solicitado.

El término que no gustó a nuestro país fue el planteamiento de una reducción de 400 mil barriles diarios en la producción petrolera de cada nación, para que en conjunto se alcance un gran total mundial de 10 millones de barriles menos entre mayo y junio próximo.

Fue así que, a fin de ganar tiempo, se rompió la tradición de nuestro país como facilitador de acuerdos internacionales, lo que desconcertó a propios y extraños, y llevara al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a hacer el anuncio de que su nación hará un esfuerzo adicional y dejará de entregar 250 mil barriles más para compensar lo que México se negó a dejar de producir a pedido de la OPEP, aceptando recortar sólo 100 mil barriles de su producción diaria, aduciendo el esfuerzo que le ha supuesto haber alcanzado un aumento en ese sentido.

Independientemente de lo extraño que fue que México fuera en contra de todos los países y de la insólita la reacción de nuestro gobierno, preocupa el hecho de que se acepte una deuda que no se sabe cómo será la forma en que pueda cobrarla el gobierno de un hombre impredecible como Donald Trump.

Sólo hay que recordar que con la construcción de su muro fronterizo, el cual México se ha negado sistemáticamente a aportar recursos para su conclusión, el presidente Trump ha señalado que tiene muchas formas de hacer que nuestro país pague por él, una de ellas y la más polémica de todas, es el embargo de las millonarias remesas que nuestros connacionales en el territorio norteamericano hacen llegar a sus familias de este lado de la frontera. ¿Qué guardará esta vez bajo la manga el mandatario estadounidense como recurso para cobrarse el favor?

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