Sin transparencia en el manejo de sus recursos, sin reglas de operación, sin estatutos, sin descripción de procesos para seleccionar a su personal académico, así es como ha transcurrido un año de que el gobierno de la Cuarta Transformación echó a andar el ambicioso proyecto de universidades públicas que en teoría habrán de satisfacer la demanda existente entre los jóvenes mexicanos para contar con una educación superior de calidad, ante el cada vez más cerrado y competido acceso a las instituciones públicas ya existentes.

Ante tal situación de incertidumbre, la Comisión de Educación del Senado solicitará se le entregue un informe detallado sobre el avance que presenta el proyecto, atendiendo a dos preocupaciones primordiales: estado físico de las instalaciones y padrón de estudiantes inscritos en todo el país. Todo ello con el fin de que se justifiquen los más de 3 mil millones de pesos de presupuesto autorizados para ser ejercidos entre 2019 y 2020.

Al ser cuestionadas por EL UNIVERSAL las autoridades a cargo del proyecto, indicaron que toda la información relativa a planteles y planes de estudio está disponible en internet, pero este diario comprobó que los pocos datos disponibles son vagos y carecen de claridad.

En el decreto presidencial publicado el pasado 31 de julio en el Diario Oficial de la Federación, se informa de la creación del Organismo Coordinador de las Universidades para el Bienestar Benito Juárez García, el cual tiene la encomienda de ofrecer educación superior mediante la instalación de 100 planteles repartidos a lo largo y ancho del territorio nacional bajo la premisa de privilegiar especialmente a las regiones que han carecido de acceso a ella, es decir, zonas del país caracterizadas por pobreza y rezago social. En cuanto a los objetivos de sus planes de estudio, éstos se estructurarán teniendo como prioridad el responder a los problemas de las comunidades.

Asegurando conformar un organismo descentralizado de la Secretaría de Educación Pública, dotado de autonomía de gestión y patrimonio propio, el proyecto engloba sus carreras disponibles en áreas de interés que van del desarrollo sustentable a los estudios sociales, y de la energía a la salud, pasando también por los procesos agroalimentarios o la industria turística, entre otros.

Se trata de un proyecto noble y necesario, pero ante la escasa información y la comprobación de que en los lugares donde tales universidades van a funcionar sólo es posible encontrar terrenos sin construir aún, es necesario que se replantee un programa de trabajo que lleve a concluir a cabalidad lo que hasta ahora parece tan sólo un espejismo.

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