Las próximas ocho semanas la propaganda política inundará calles, medios de comunicación y redes sociales en todo el país, ante el inicio de las campañas electorales que culminarán el próximo domingo 6 de junio cuando millones de ciudadanos en las 32 entidades acudan a las urnas para renovar la Cámara de Diputados, así como miles de cargos a nivel local, entre ellos 15 gubernaturas.

En esta ocasión, seguramente más que en anteriores procesos electorales, se verán campañas con el único objetivo de denostar y desacreditar al adversario político, así como a los gobiernos en funciones, en lugar de colocar en el centro de los mensajes propuestas claras y viables para facilitar la vida de ciudadanas y ciudadanos.

México tiene abiertos diversos frentes en los que se requieren acciones urgentes. A la crisis de salud producida por la pandemia de coronavirus (más de 200 mil muertes y la incertidumbre de una tercera ola), se suman la cuestión económica (caída del producto interno bruto, cierre de empresas, pérdida de empleos), el deterioro social (más de 10 millones de nuevos pobres, según datos de la Cepal) y la irremediable situación de inseguridad, que deja un promedio por arriba de 30 mil asesinatos anuales.

¿Qué propuestas precisas ofrecerán para enfrentarlas y resolverlas los candidatos de la coalición Vamos por México, que agrupa a PAN, PRI y PRD? ¿El partido oficial y sus aliados sabrán reconocer los errores u omisiones cometidas y enmendar el camino?

Las campañas inician en medio de un clima de polarización impulsado por dos visiones políticas distintas en medio de las cuales queda el ciudadano común, que se preocupa por encontrar un empleo estable para obtener recursos con los cuales sostener a su familia, o pequeños comerciantes y microempresas familiares que han visto mermados sus ingresos en los últimos meses. Son ellos quienes esperan escuchar acciones concretas que los apoyen, en lugar de ser considerados únicamente un voto más.

Es momento de que quienes aspiran a un cargo en la administración pública privilegien las propuestas y los argumentos, y hagan a un lado la descalificación y el ataque sin fundamento. Los electores tendrán dos meses para identificar a aspirantes que solo tendrán un discurso cercano al odio y lejano a terminar con las carencias de la gente. Resolver problemas con soluciones concretas es lo que se necesita.

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