En lo que fue la primera salida pública del presidente estadounidense Joe Biden en el contexto de una conferencia de prensa, llama la atención que el principal tema a tratar fue el migratorio, al que se le dedicó la mayor parte del tiempo, por encima de otros asuntos igualmente importantes, como la crisis económica, la contingencia sanitaria y la proliferación de armas como amenaza de seguridad interna.
Que uno de sus primeros mensajes lo constituya un reclamo a México por no recibir migrantes, hace ver que se ha esfumado la percepción de que la relación con Estados Unidos sería tersa una vez con Trump fuera de la Casa Blanca, pero lo visto en días recientes, con el recordatorio de la coordinadora Roberta Jacobson, de que la frontera de EU no estaba abierta, y ahora las declaraciones de Biden en las que hasta hay planes de expulsión de migrantes adultos por razones sanitarias, hacen ver que la relación debe tomarse con todas las debidas precauciones.
Es un problema que desde hace décadas ha sido grave, pero que en los últimos años ha estado creciendo y amenaza con salirse de control tanto para México como para Estados Unidos, con olas masivas de migrantes ya no solo de nuestro país, sino de toda América Latina, y a las que nuestro gobierno en un primer momento respondió haciendo una concesión en su soberanía a fin de cuidar la relación bilateral, las inversiones y la subsistencia del acuerdo comercial para América del Norte.
Hay que recordar que si un personaje como Donald Trump llegó a la presidencia de su país y para su frustrada reelección contó con una nutrida votación a su favor, fue precisamente por hacer de las políticas antimigrantes una de sus banderas ante su electorado y parte importante de su discurso político.
La crisis migratoria no tiene sólo que ver con cambios de gobierno en Estados Unidos o con el impacto del desastre económico registrado en México, sino también con problemas de inestabilidad socioeconómica, de seguridad interior y hasta por el golpe de fenómenos naturales en Centroamérica, para los que no ha habido programas de incentivos y cooperación en la región. Por eso ahora Biden planea para América Central un paquete de asistencia por 700 millones de dólares.
Pero, ¿cuál es el cambio entonces que se operó en Estados Unidos si en los hechos va a continuar la misma estrategia de contención de migrantes como responsabilidad de México? “Nada ha cambiado”, responde el mandatario norteamericano. No por lo menos en la agenda migratoria.