En temas migratorios México parece haber hecho a un lado la protección de derechos humanos y en su lugar ha privilegiado el enfoque militar. Eso puede explicar las escenas de abuso y exceso de fuerza contra grupos de haitianos y centroamericanos que recorren suelo mexicano en busca de legalización o de llegar a la frontera norte.

Al despliegue de más de 20 mil militares para contener las olas migratorias que se ha hecho desde 2019, hay que sumar el perfil castrense de la mayoría de los delegados del Instituto Nacional de Migración (INM).

Actualmente 19 de los 32 delegados cuentan con formación militar: son especialistas en manejo de armas, ingeniería castrense, administración de prisiones militares y de zonas navales, en seguridad nacional y algunos tienen antecedentes de haber realizado labores de seguridad pública.

También hay que añadir que en 2019 el gobierno federal dio a conocer el cese de 500 agentes del INM “por corrupción”, sin especificar qué tipo de irregularidades cometieron y sin que se conociera de aplicación de sanciones por ello. Informes de ese año señalan que la incorporación de nuevos elementos se dio de manera apresurada sin mediar exámenes psicométricos o de control de confianza.

En un cargo en el que se requiere el respeto a los derechos humanos y en el que se atiende a personas de escasos recursos que dejan sus naciones por necesidad –no son delincuentes– no se explica la inclusión de elementos con perfil militar. Desde finales de 2020 la Comisión Nacional de Derechos Humanos ha advertido sobre la inclusión de personas con trayectoria militar en el INM, pero el número de delegados con experiencia castrense ha aumentado desde entonces.

De acuerdo con investigadores, ni la preparación militar de quienes atienden asuntos migratorios ha podido frenar las denuncias por corrupción.

Adoptar un enfoque humanitario para tratar el tema debería ser una de las opciones de este gobierno, pues los abusos contra migrantes han sido la constante desde hace dos años. En este lapso ha habido anuncios y encuentros entre los países afectados por los flujos migratorios, pero el escenario en este 2021 es el mismo para quienes buscan mejor calidad de vida. Hacia adelante no se ve nada distinto. El futuro luce preocupante.

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