Para los migrantes varados en Chiapas la situación no puede ser peor. La situación en la frontera sur luce desbordada, las autoridades rebasadas y los migrantes desesperados. Un ligero alivio en la situación se dio apenas ayer, cuando cientos de personas recibieron atención médica; los especialistas coincidieron en que su situación es deplorable, como consecuencia de vivir en la calle. Muchos de quienes ingresan al país para adquirir el status de refugiado o para obtener un salvoconducto que les permita el tránsito a la frontera norte llevan días a la intemperie, de acuerdo con testimonios de familias haitianas, venezolanas y centroamericanas.
Luego de que los intentos por salir en caravana han sido contenidos mediante el uso excesivo de la fuerza que ejercen agentes migratorios mexicanos, grupos de haitianos realizaron en Tapachula una protesta para exigir a la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados la agilización de sus trámites. La manifestación se dio —por supuesto— bajo la vigilancia de elementos de la Guardia Nacional.
El manejo que se ha dado al fenómeno migratorio ha sido reprobado por organizaciones de apoyo a migrantes y por activistas de derechos humanos. Consideran que existe un muro con esencia militar levantado en la frontera sur para detener los flujos migratorios de los sectores más vulnerables, sin que haya un llamado a elementos de las distintas instancias participantes para evitar violaciones a los derechos humanos.
El país está actuando de la misma forma que tanto se criticó a Estados Unidos. ¿Con qué autoridad se podrá reclamar ahora o en el futuro un eventual maltrato a mexicanos que cruzan sin documentos a Estados Unidos? En lo que va del actual gobierno casi 400 mil migrantes han sido arrestados.
Es claro que México no tiene por qué enfrentar solo el problema; la colaboración de países centroamericanos y de Estados Unidos (a donde los migrantes desean llegar) es necesaria, pero las señales que se envían parecen comunicar que no es un tema prioritario para ninguna de las naciones involucradas.
En medio de la tensión creciente y de las demandas para que no se repitan los abusos de agentes migratorios, no asoma un mínimo sentimiento de apoyo por cuestiones humanitarias. En definitiva, los migrantes se encuentran en el peor de los escenarios.