Desde el Viejo Continente y pese a estar presente allá la convulsión por la guerra de invasión a Ucrania , el Parlamento Europeo lamentó el incremento en México de agresiones y ataques, algunos de ellos fatales, contra periodistas y activistas de derechos humanos.
El organismo emitió una resolución de condena en la que una frase resulta lapidaria, ya que refiere a México como “el país más mortífero para periodistas fuera de una zona de guerra”, adjetivación que desde Bruselas , Bélgica, fue avalada por el voto demoledor de 607 de los 682 eurodiputados posibles, y donde solo dos se pronunciaron en contra.
Llama también la atención que al pronunciamiento se le dio un carácter de situación de urgencia a nivel mundial, relacionada con violación de los derechos humanos , por lo que exige a las autoridades mexicanas tomen cartas en el asunto y de forma expedita e imparcial investiguen los asesinatos de activistas y periodistas que se registran en el territorio mexicano.
Además se exige termine también el acoso, la descalificación y la estigmatización que desde el gobierno se da contra los informadores mexicanos que cuestionan las políticas oficiales y la actuación de los servidores públicos, así como garantizar un ambiente sano y seguro para la labor periodística y la libertad de expresión, y erradicar la impunidad en crímenes cometidos contra comunicadores y activistas sociales.
Sin embargo, desde México el presidente López Obrador reiteró una vez más que todos los señalamientos forman parte de una campaña para debilitar su proyecto de gobierno, y que los crímenes contra comunicadores y activistas se tratan de una herencia de gobiernos pasados, negando que su administración haya fallado en la protección a periodistas, pese a que organizaciones como Reporteros Sin Fronteras han advertido que se llegó a una cifra récord de asesinatos en un breve periodo.
Pero al no haber ningún interés del Parlamento Europeo por afectar al gobierno de la 4T , aquí no caben las habituales descalificaciones a la añoranza de privilegios perdidos o hacia políticas neoliberales del pasado, pues no se trata de los adversarios de este gobierno en defensa de alguna dádiva o posición.
Lo único tangible es que hay una verdadera preocupación internacional por un tema en el que están muriendo periodistas en mayor cantidad a los que fallecen como corresponsales de guerra. La actual administración del país no debe tomarlo como un ataque sino como una llamada de atención y un recordatorio de que sin medios libres, no hay democracia posible.