De los 55 millones de personas que al inicio formal de la pandemia en México, en marzo de 2020, contaban con algún tipo de ocupación remunerada, alrededor de 2 millones de mexicanos la perdieron en el transcurso del año siguiente, y aunque algunos puestos de trabajo han comenzado a recuperarse conforme se avanza hacia el verde en el semáforo epidemiológico, hasta el más reciente corte de los indicadores económicos y laborales se reportaban poco más de 1.6 millones aún fuera de la Población Económicamente Activa.
De esa cifra, el 84% correspondió a mujeres, muchas de las cuales, además de no contar con ofertas u oportunidades para laborar, debieron, por las medidas de contingencia adoptadas, hacerse cargo de sus hijos o familiares, por la incapacidad de no contar con apoyo o poder descargar en alguien más esa función.
Pero no todo acaba ahí, de los 53 millones de mexicanos que se encuentran actualmente ocupados, hasta 50.4 millones se encuentran en el rubro de pobreza laboral, es decir, que lo que reciben a cambio de su trabajo es insuficiente para cubrir sus necesidades básicas de subsistencia, medida ésta por el costo de la canasta alimentaria, aumentado por el impacto de la inflación que en el último trimestre alcanzó un incremento de 4%.
Se trata de casi 5 millones de mexicanos más a quienes a partir de este año sus sueldos les han dejado de ser suficientes, según el último estudio dado a conocer por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), reportándose además un aumento de la desigualdad del ingreso laboral, pues para los sectores más golpeados la caída en su poder adquisitivo representó una disminución de hasta un 40% de lo que anteriormente podían hacer con lo que percibían de ingresos.
Como se puede ver, las mujeres mexicanas resultan ser el eslabón más débil siempre y no hay políticas que vean por su bienestar, por mucho que lo pregone el gobierno, pues en cuestión laboral hay mujeres que están tan absorbidas por su rol de madres o esposas, que no pueden invertir tiempo en un empleo formal o no pueden prepararse para aspirar a uno; las hay que sí salieron a buscar trabajo pero no encontraron y las que por la pandemia y la crisis ganan menos ahora que antes haciendo el mismo o mayor trabajo.
Así, en los hechos y con la crisis sanitaria actualmente en curso, sus oportunidades laborales se han restringido drásticamente y sus funciones en el hogar se han incrementado. Es tiempo de que el gobierno realmente analice lo que está haciendo por la economía de los mexicanos y en especial por mejorar la situación de las mujeres, pues es evidente que no hay políticas de inclusión para revertir su situación.