En la desesperación y en el clamor que se ha escuchado de los miles de refugiados varados en la frontera sur sobresale la demanda de que sus peticiones de refugio sean atendidas y su situación no quede en el limbo. La oficina encargada para darles respuesta es la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar), que se encuentra reducida a su mínima expresión por el recorte a su presupuesto que sufrió este 2021. El resultado de una mayor demanda de solicitudes y menores recursos es una oficina rebasada e incapaz de ofrecer atención expedita.
Las cifras oficiales señalan que las solicitudes de asilo pasaron de 29 mil 583, en 2018, a 70 mil 426 un año después. Un incremento de más del doble muy probablemente impulsado por las promesas que se hicieron en 2018 de que México recibiría y daría trabajo a migrantes. Para 2020 la pandemia frenó el flujo migratorio; las solicitudes de asilo cayeron a poco más de 41 mil. Pero en este 2021 el repunte fue vertiginoso. En ocho meses, de enero a agosto, se han registrado 77 mil 559 peticiones de protección al gobierno mexicano, un promedio de 323 diarias, y se prevé que el año cierre por arriba de las 100 mil solicitudes.
De las más de 77 mil solicitudes ingresadas este 2021 solo se han revisado y dictaminado 23 mil 123 (menos de la tercera parte) y sólo en 17 mil 172 casos se otorgó asilo.
Contra toda lógica, la asignación de recursos a la Comar desde el gobierno federal ha venido a menos. En 2018, el último del anterior gobierno, se le otorgaron 26.7 millones de pesos, y para enfrentar el creciente número de solicitudes se otorgó una partida adicional por 29.6 millones.
En 2019 solo se aprobaron 20.8 millones; en 2020 aumentó a 47 millones, pero este año hubo un nuevo recorte y la Comar solo cuenta con 20.8 millones para operar.
Ante esta situación, su titular hace un llamado al Congreso de la Unión para que sea receptivo y apruebe los recursos suficientes para atender la ola migratoria.
Los diputados parecen haber olvidado que la última palabra en materia presupuestal es de ellos. Tienen la facultad para reasignar recursos y esta es una oportunidad para atender una situación que comienza a rebasar a las instancias migratorias. La sensibilidad de los legisladores está a prueba.