El regreso a clases que harán hoy más de 30 millones de alumnos, desde preescolar hasta educación media superior, se da en medio de incertidumbre sobre la fecha cada vez más lejana de un eventual retorno a las aulas y bajo la amenaza de que los resultados profundizarán las desigualdades en el país.
Aunque la autoridad educativa federal recurrió a producciones de televisión para llevar clases a todos los rincones de la República, en alianza con los grandes consorcios televisivos, el esfuerzo no puede garantizar que los contenidos educativos sean recibidos por toda la población escolar.
En primer lugar, los alumnos de las escuelas ubicadas en comunidades indígenas difícilmente podrán tener acceso a las clases. En Tiocuatitla, Hidalgo, por ejemplo, de las 300 personas que ahí habitan solo cinco familias tienen televisor y tres teléfono celular. Nadie cuenta con internet y muy pocos con energía eléctrica. Para los 37 niños que toman clases en la escuela pública, el acceso a la educación será diferente a la del resto del país. La alternativa aún se discute, pero todo indica que será similar a la que dominó al final del ciclo escolar anterior: por medio de cuadernillos de trabajo y los maestros acuden cada tres o cuatro semanas solo a aclarar dudas.
Habrá un sector que seguramente contará con todas las facilidades para continuar su educación: uno o dos dispositivos, internet de alta velocidad e incluso un espacio apropiado en casa.
Al final del día no importará el porcentaje de la población que se encuentre en esta situación —aunque es un hecho que NO será la mayoría de los alumnos—, lo grave será que se ampliarán las brechas de desigualdad en el aprendizaje con la inminente repetición del círculo vicioso de vulnerabilidad en que se encuentran.
A nivel bachillerato, la propia autoridad reconoce el riesgo de que los jóvenes prefieran trabajar para aportar a la economía familiar en lugar de intentar recibir clases con recursos limitados.
La pandemia vino a desnudar los incumplimientos de diferentes gobiernos, incluido el actual, de ampliar la conectividad. En estos momentos México descubre que se encuentra todavía lejos de las metas planteadas en ese rubro, por lo que tuvo que recurrir a la televisión, una tecnología de hace 70 años. El país se enfrenta a su realidad.