En el tema de contagios y muertes, las cifras nunca podrán ser exactas; pero se agradece que sean lo más cercano a la realidad. El encargado gubernamental para el manejo de la crisis por Covid-19, Hugo López-Gatell, ha sido claro en señalar que México adoptó el modelo Centinela para monitorear los contagios y desestimó el uso masivo de pruebas para identificar a los portadores del coronavirus, pero la reciente desestimación que hizo de ese mismo modelo inducen confusión sobre la dimensión real de la epidemia en nuestro país.

Con base en un nuevo recuento en el que la duplicación del número de casos parece estarse espaciando al registrarse una duplicación de contagios cada seis días, en lugar de cada dos, como había venido siendo la tendencia hasta el día 40 del inicio de la suspensión de actividades no esenciales y del confinamiento voluntario, el gobierno manifesta su confianza en haber hecho hasta aquí lo correcto y conseguido reducir hasta en 70% la cantidad de posibles casos que se hubieran tenido de no haberse decretado la serie de medidas de contención implementadas desde el 23 de marzo pasado.

Por lo anterior, afirmar ahora que la curva se ha aplanado quizá sea un exceso de confianza, justo en el momento en que el mismo funcionario anticipó hace poco que el país tendrá el pico más alto por estos días, lo que podría tener el efecto de que la población relaje el confinamiento cuando subyace una manifiesta incredulidad, escepticismo, reticencia o franca inconciencia entre amplios sectores de la población para acatar las indicaciones sanitarias.

Si lo que parece ser una primera señal positiva en el manejo de la crisis epidemiológica indica que en efecto ha comenzado a aplanarse la curva en la gráfica proyectada sobre la posible evolución de la epidemia de coronavirus, y que podría comenzar a verse la ralentización en la propagación del virus, es tiempo también de que las autoridades no bajen la guardia con prematuros triunfalismos, pues no hay que olvidar los decesos, el número de contagios confirmados y sospechosos, e incluso que la crisis sirvió para hacer evidente la insuficiencia y precariedad de los servicios médicos proporcionados por el Estado.

Sin duda poder hablar ya de un aplanamiento de la curva de contagios se trata de una buena noticia, aunque lo importante es no anticipar los hechos sino ofrecer la mayor transparencia en la información que se entrega diariamente, que los datos queden al margen de cualquier intención de politizarlos; si se actúa en sentido contrario, el costo en el futuro inmediato sería muy caro.

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