Al conocerse que en esta segunda ola de contagios por coronavirus, las cifras han superado ya por mucho a los registrados en la primera, se deben atender más que nunca los llamados que desde el gobierno están haciendo varias autoridades, incluido el propio Presidente, que reitera en sus mensajes exhortos a cuidarse y evitar las aglomeraciones. También los de la jefa de gobierno capitalino, Claudia Sheinbaum, que incluso ha instruido enviar mensajes de texto por celular para solicitar con carácter de urgente salir solo por lo necesario, usar cubrebocas, conservar la sana distancia y, sobre todo, no hacer fiestas.

No confiarse en que porque ya existan varias opciones de vacuna, el peligro se ha disipado, pues lo único cierto es que el virus tiene más probabilidades de esparcirse ahora que se da un relajamiento de los cuidados, lo que aceleraría la propagación mucho antes de que siquiera llegue el turno de ser vacunado, toda vez que somos más de 126 millones de mexicanos y el primer lote disponible de vacunas será apenas de 250 mil dosis.

En este sentido, si bien los planes del gobierno consideran abarcar en la campaña de vacunación a la mayor parte de la población susceptible de enfermarse, todo en menos de un año, lo cierto es que se anticipa que será una tarea titánica que llevará tal vez varios años para la erradicación total del virus.

La segunda oleada que se está experimentando es también más crítica, dado que buena parte de las actividades se han retomado y hay mayor contacto entre personas que el que había cuando se atravesaba por el primer pico de la pandemia en territorio mexicano.

El llamado no es tanto a quedarse en casa, puesto que la economía misma ya no lo permite para los miles de familias que están al día en sus ingresos y gastos, pero sí para no bajar la guardia, evitar al máximo los contagios, seguir acatando las medidas de protección sanitaria, y especialmente no organizar o acudir a reuniones o festejos, pues las estadísticas parecen confirmar que es ahí donde más se está suscitando la propagación del coronavirus, a través de contagiados que son asintomáticos o en quienes el virus aún está en periodo de incubación y no se han presentado los primeros síntomas.

Si las cifras y discursos nos están conminando a no salir, y nos advierten que la situación no es halagadora, es que hay una amenaza de repunte epidémico grave. No se trata de alarmar, pero sí para prevenir que la situación epidemiológica se salga de control, en especial en la temporada decembrina que tradicionalmente ha sido de convivencia y celebración. Tomemos en serio las recomendaciones.

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