“Como anillo al dedo” fue la frase que usó el presidente López Obrador para referirse a la oportunidad única que representaba para su proyecto de gobierno, la crisis sanitaria por Covid-19, y que ahora, con la iniciativa para modificar el uso que puede hacer del presupuesto federal durante una emergencia económica, parece materializar la intención que estaba detrás de eso cuando formuló esa expresión.

La conformación de un bloque de contención al interior de la Comisión Permanente del Congreso, para impedir se apruebe un periodo extraordinario con miras a modificar la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria que permita al Presidente emplear casi sin restricciones el Presupuesto de Egresos ante la declaratoria de una emergencia económica, revela una severa pugna que suma tensión a una coyuntura ya de por sí crítica para nuestro país.

Contra la mayoría manifiesta de Morena en el Congreso, legisladores de PAN, PRI, PRD Y Movimiento Ciudadano emitieron un posicionamiento conjunto en el que expresan su rechazo a lo que ya califican como un “claro retroceso” del orden jurídico y un regreso al autoritarismo, incluso pese a los “candados” que se puedan poner para contener cualquier exceso por parte del Ejecutivo, cuyas decisiones, cuando excedieran ciertos márgenes de acción, forzosamente tendrían que llevar la aprobación de la Cámara de Diputados y el visto bueno de la Secretaría de Hacienda.

El acuerdo de la oposición y que cuenta con el respaldo de sus dirigencias nacionales para frenar la convocatoria de un periodo extraordinario, constituye un cierre de filas para no dejar pasar un arreglo que supondría otorgar amplias facultades o dar “manga ancha” al Ejecutivo para disponer del presupuesto a su mejor conveniencia, que no necesariamente pudiera concordar con las necesidades de la Nación. En específico se teme que el presidente pudiera privilegiar sus proyectos personales en detrimento de la atención de otras situaciones más apremiantes.

Si bien algunas voces al interior de Morena defienden la modificación asegurando que ésta no significa dar superpoderes al Presidente, sino que por el contrario busca acotar el margen discrecional que actualmente está vigente, recalcando que se garantizaría así la división y el equilibrio de poderes, esto no deja de generar suspicacias en los círculos ajenos a la esfera de influencia presidencial.

Por ello, el llamado a la opinión pública es a estar vigilante de cualquier intento de empañar la transparencia en el ejercicio de los recursos públicos y exigir una rendición de cuentas clara, sin sombras y sin ambigüedades que permitan excesos en el poder conferido al titular del poder Ejecutivo.

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