Hoy que se celebra el Día Mundial de la Tierra, y a poco de que venza el plazo para cumplir con los objetivos del Acuerdo de París que firmaron 195 países en 2015, entre ellos México, la percepción general es que no se perciben aún acciones significativas que ayuden a revertir los efectos del cambio climático a nivel planetario.
Y en este sentido el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, António Guterres, es contundente: los países que menos han contribuido al cambio climático son los que sufren muchos de los peores efectos. Y en esa aseveración es innegable que se encuentra México, que este año enfrenta una de las peores sequías e incendios forestales en más de 30 años, mientras que el año pasado parte de su territorio era devastado por tormentas e inundaciones inusuales.
Hay que recordar que la propuesta de la ONU para revertir el cambio climático es que en menos de 30 años el mundo haya suprimido totalmente las emisiones de gases de efecto invernadero y su llamado a promover el acceso a energías renovables.
¿Y qué papel juega México aquí? Aunque no es de las naciones más contaminantes, nuestro país tampoco ha dado las suficientes señales de compromiso para apoyar esta acción global ni se ven acciones proambientales; al contrario, en los hechos se está apostando por energías contaminantes.
En poco más de dos años este gobierno ha tenido ya tres secretarios de Medio Ambiente, y hasta ahora no se conoce cuál es su política ambiental pero sí las acciones que está tomando en contra del medio ambiente, como su apuesta insistente en la generación de energía a partir de combustibles fósiles y su reticencia hacia la adopción de energías limpias, que el Presidente insiste en identificar con los gobiernos neoliberales del pasado y por tanto, con prácticas corruptas que solo buscaban enriquecimiento de unos cuantas empresas extranjeras.
Aunque en julio del año pasado el gobierno presentó el Programa Sectorial de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Promarnat) como parte del Plan Nacional de Desarrollo, en el que se habla de conservación y aprovechamiento sustentable de los ecosistemas, así como de fortalecer la acción climática del gobierno mexicano en la que el agua se tomará como pilar de bienestar, lo cierto es que parece ser solo letra muerta en un catálogo de buenas intenciones.
A México hay que hacerle hincapié en lo que expresa António Guterres: es necesario detener la guerra de la humanidad contra la naturaleza. En cuestiones climáticas, o jalamos parejo todos, o nos atenemos a sufrir las consecuencias.