Con la participación y respuesta entusiasta del electorado que se vio durante la jornada de comicios efectuada ayer nadie debería atreverse a descalificar la elección. La limpieza y claridad con la que se manejó el proceso anula practicamente cualquier expectativa de fraude, como se venía declarando en los meses anteriores a las votaciones.
La participación ciudadana si no masiva, sí fue copiosa, ordenada, planeada y protegida desde el criterio sanitario, porque se evitaron los tumultos y se procuró la sana distancia entre los votantes.
Lo que sí juega en contra de la claridad de la jornada son las declaraciones de candidatos, políticos y partidos que salen a manifestarse ganadores sin esperar el cierre de las votaciones ni a contar con los resultados oficiales del PREP para dar más certeza a sus proclamas.
La importancia de reconocer la derrota propia o el triunfo del otro es vital, pero parece que aquí van implicadas cuestiones de mal entendido orgullo que impide a los actores involucrados tener objetividad para hacerlo. Recuérdese si no la ola de críticas y ataques que despertó entre sus correligionarios el expresidente Ernesto Zedillo cuando en el año 2000 salió a reconocer el triunfo de Vicente Fox en las elecciones y, por ende, la derrota de su partido luego de poco más de 70 años en el poder. Lo que menos se dijo entonces es que el mandatario había traicionado a su partido y dejó solo a su candidato.
¿Por qué es importante reconocer el triunfo del otro o la derrota propia? Por que esto indudablemente ayuda a fortalecer la democracia. Para los partidos sin duda o se gana o se pierde, pero el pueblo, si el resultado de los comicios es limpio, siempre resulta ganador.
En este momento en que todavía no hay un resultado oficial definitivo, son de especial peligro, porque caen en terreno sumamente fértil, las noticias falsas o fake news, que dan triunfos anticipados a uno u otro candidato, proclamando vencedores cuando aún no hay un recuento preciso ni un dictamen definitivo de la autoridad electoral , y que puede dar lugar incluso a levantamientos populares si caen como chispa en hierba seca.
Aun con todos los inconvenientes que se mueven en torno a la elección, es de esperarse que ninguno de ellos pueda llegar a manchar el resultado final ni a hacer dudar del proceso en su conjunto, con lo que el INE nuevamente cumple, pese a los ataques en su contra, con una jornada electoral eficaz. Ante la ejemplar actuación ciudadana, nadie se puede atrever a descalificar esta elección porque se descalificaría a sí mismo.