A un sector de la economía ya bastante golpeado por la falta de ingresos derivado de la paralización de actividades impuesto como medida de contención para evitar una propagación descontrolada de la epidemia de Covid-19, debe sumarse ahora el impacto por daños en inmuebles y robo de mercancías que diversos actos de protesta están produciendo en varias ciudades de México.
La capital del país se ha visto agitada en los últimos días por dos violentas manifestaciones que fueron inspiradas por la ola de protestas por un hecho de represión policiaca suscitado en Estados Unidos y para los que también se retomó un suceso similar acontecido en las cercanías de Guadalajara, Jalisco.
Tras el paso de estas dos expresiones de descontento popular y el saqueo de grupos de jóvenes que se dicen anarquistas, se presenta ahora el reclamo legítimo que hacen comerciantes del centro de la ciudad respecto a las pérdidas que tuvieron por las dos marchas de los últimos días y que, en medio de la crisis económica que se vive por la pandemia, se antoja como punto menos que imposible que alguien les responda por los daños y el costo monetario que les supondrá subsanarlos.
Y es que se trata de una industria que tan solo hasta el año pasado dio a la ciudad una derrama económica calculada en más de 7 mil 700 millones de pesos, pero que este año será prácticamente perdido, incluso si en la segunda mitad del año pudiera reactivarse el funcionamiento de los hoteles, ya que en realidad el turismo será una de las últimas actividades en normalizarse pues la crisis es global y, tan solo en Estados Unidos, de donde provienen la mayor parte de nuestros visitantes, la economía ha quedado muy maltrecha y los esfuerzos de sus habitantes seguramente se concentrarán por un buen tiempo en restaurar su infraestructura afectada.
Asimismo, si en 2019 se alcanzó un pico de más de 360 mil empleos directos y más de 900 mil indirectos relacionados con la actividad turística en la capital del país, gran parte de esos puestos se han perdido o corren alto riesgo de hacerlo. Como se ve, buena parte de la vida económica de la capital está basada en el comercio y el turismo. La poca actividad que tiene la capital no puede afectarse más.