Parte esencial y pintoresca de la vida en los pueblos de México son indiscutiblemente sus fiestas patronales, y en Zacatecas y otros estados con buena parte de su población emigrada a Estados Unidos, representaban además la situación ideal para el regreso en plan de visita de todos esas mujeres y hombres que fueron al norte en busca de mejorar sus condiciones de vida, con lo que los festejos se volvían además en motivo para el reencuentro familiar.

Pero en Valparaíso, Zacatecas, la intromisión y entronización del crimen organizado en esa localidad ha llevado al gobierno municipal por primera vez en más de cuatro y medio siglos de existencia del pueblo a cancelar las celebraciones por su fundación y mientras que algunas festividades religiosas se mantuvieron, presentaron una drástica baja de asistencia por el evidente miedo de la población por la inseguridad.

Además, con la cancelación de las celebraciones, el poblado se priva de una de sus principales fuentes de ingresos, ya que las fiestas dejaban una importante derrama económica para sus pobladores, mucha de ésta en dólares traídos por quienes venían de visita desde Estados Unidos, lo que constituye un golpe de gracia a la ya de por sí maltrecha economía local.

Así, en tanto el gobierno federal se atribuye como uno de sus éxitos la entrada récord de remesas desde Estados Unidos, hay que tener presente que muchos de los migrantes mexicanos en territorio estadounidense ya no solo salen de su país en busca de oportunidades de trabajo que en su nación se les niegan, sino ahora también se está dando un éxodo de mexicanos que huyen de la inseguridad en sus regiones y que a muchos de ellos ya no les permitirá regresar ni siquiera en plan de visita.

Si antes fue el hambre y la pobreza lo que expulsaba a mexicanos de su país, ahora es la violencia y el riesgo de muerte lo que se suma en las motivaciones para el gran éxodo de connacionales que buscan más allá de la frontera una oportunidad de llevar una vida con estabilidad económica y tranquilidad social.

Más allá de cifras oficiales que en los últimos 30 años se han pintado como positivas, la realidad es que mientras se den situaciones como las de Valparaíso, Zacatecas, y otras regiones del país en donde el crimen organizado es el que manda, no hay avance económico posible ni condiciones para sostener una economía de bienestar, como tampoco habrá restitución del orden social en México que permita a sus habitantes quedarse en el país, si no hay antes una determinación efectiva por parte del gobierno para recuperar el control de sus territorios.